La nueva edición del Observatorio de la Morosidad de Cepyme, correspondiente al segundo trimestre del año, nos deja algunos destacados preocupantes que confirman lo que desde Cecot vamos alertando ya hace semanas: el incremento del riesgo de viabilidad de las pequeñas y medianas empresas. Actualmente, las pymes viven una crisis de rentabilidad que pone en riesgo su continuidad que, más allá de las disrupciones económicas, tecnológicas y sociales de la era poscovid, vienen provocadas por un difícil escenario financiero fruto de las complicaciones generadas por la morosidad, la inflación y el tipo de interés.
Para empezar, a pesar de que el Periodo Medio de Pago (PMP) ha mantenido su tendencia decreciente durante este segundo trimestre, situándose en casi 75 días en Catalunya y 81 días en España, todavía es muy superior al máximo legal de cobro fijado en 60 días. Además, esta reducción no se ha producido entre las microempresas que, contrariamente a ver acortados sus plazos de cobro, han sufrido el incremento de su PMP. Muchas intentan acortarlo, también para evitar la pérdida de valor por el efecto de la inflación, pero les es casi imposible por su débil posición de negociación.
"Las pymes viven una crisis de rentabilidad que pone en riesgo su continuidad"
Por otro lado, la deuda comercial del conjunto de las pequeñas y medianas empresas españolas ya supera los 180.000 millones de euros: 110.000 de micro y pequeñas empresas (12% más que el año anterior), y 70.000 de las medianas (5,5% más). Encima, este endeudamiento ahora va acompañado de un encarecimiento. La subida de los tipos de interés ha provocado que el coste financiero de esta deuda se haya duplicado en tan solo 1 año, llegando a los casi 2.400 millones de euros, la cifra más elevada desde septiembre de 2009. Tal como apunta el Observatorio, el año pasado un préstamo de 250.000 euros tenía un coste de un 1,8%, mientras que este segundo trimestre del 2023 se ha encarecido hasta el 4,6%.
A todo esto hay que sumar el encarecimiento de otros gastos de energía, laborales y materias primeras. Una situación provocada por la inflación acumulada de estos últimos meses. Esta confluencia de factores supone un alto coste para las empresas, especialmente para las más pequeñas, que cuentan con recursos limitados y que cada vez les cuesta más negociar el acceso a la financiación tan necesaria para mantener sus operaciones. Además, se ven obligadas a repercutir los incrementos de costes a los precios de venta final, pero esta traslación no es ni inmediata ni automática, y no todas las empresas y todos los sectores pueden hacerlo, y tienen que soportarlo por anticipado de los márgenes y rentabilidad.
"La deuda comercial del conjunto de las pequeñas y medianas empresas españolas ya supera los 180.000 millones de euros"
¿Bajo este escenario nos preguntamos, hasta donde podrá el Banco Central Europeo continuar con el encarecimiento del precio del dinero? Cada vez son más las voces autorizadas, también desde instituciones económicas internacionales, que apuntan hacia un escenario de recesión mundial. La teoría clásica nos diría que un escenario de contracción económica generaría presión sobre la inflación y, por lo tanto, los Bancos Centrales tendrían que frenar las subidas de los tipos de interés después de meses de incrementos consecutivos.
Pero bien es verdad que no parece que tenga intención de pararlo y es conocido que existe un intenso debate interno sobre qué decisión tendrían que tomar. ¿En este entorno pospandémico de permacrisis y volatilidad, es posible diagnosticar la economía actual de acuerdo con los criterios y patrones tradicionales? ¿Servirán las recetas clásicas para combatir los efectos negativos del encarecimiento disparado? ¿Tendremos que esperar para ver qué teorías pesan más al máximo organismo financiero, y qué consecuencias tendrá para la viabilidad de nuestro pequeño y mediano tejido empresarial.