Todo catalán trae para sus adentros un filólogo, un meteorólogo y un entrenador del Barça.
Que todos traemos un entrenador es fácil de argumentar, sólo hay que ver las audiencias cuando juega el Barça. El resumen de la remontada contra el París St. Germain hizo una cuota de pantalla del 33% (el resumen!) y cuando un programa hace una buena audiencia se compara enseguida con la de un partido del Barça; "la entrevista de Jordi Évole al MHP Carles Puigdemont hizo una audiencia en Cataluña de partido de Champions del Barça".
Que traemos un filólogo adentro también está claro y si somos donde somos es en parte por este mine-Fabra que nos hace mirar el mundo y explicarlo desde nuestra lengua. Es este terco filólogo es el que ha hecho que hoy podamos conversar, cantar (sobre todo celebráis domingo el día de la música), hacer ciencia, tuitar y tener YouTubers en catalán.
"Que todos traemos un entrenador es fácil de argumentar, sólo hay que ver las audiencias cuando juega el Barça"
Pruebas de esto son la cantidad de diccionarios que tenemos en catalán —Pompeu Fabra, el del Instituto de Estudios Catalanes, el del Enciclopèdia Catalana, el de Alcover-Moll, Corominas, etc—, el Termcat, herramienta fundamental para la adopción de la terminología especialmente tecnológica, y los más de 555.700 artículos a la Viquipèdia en catalán que este año ha celebrado su 16è aniversario. La Viquipèdia en catalán fue la segunda después del ángulos a tener contenidos, tres meses después de la creación de la inglesa. Todo esto que tenemos.
Y que todos traemos un meteorólogo también lo podemos medir en cifras, sólo hay que mirar los altos índice de audiencia del espacio del Tiempo a Tv3. Esta obsesión explicaría también los 10 años de emisión en prime time de cazadores de setas (2004-2014). Los indígenas de un país que en invierno vive preocupado por la nieve norteña, en verano por el estado de las playas de levante y todo el año por la cosecha de ponente es inevitable que estén tocados por la meteorología.
Y desde hace no demasiado que al mine-Fabra, al mine-Pep y al mine-Molina que traemos adentro los tenemos que añadir uno mine-Assange. Desde que la justicia española empezó a coartar la libertad de expresión cerrando webs, que también traemos dentro de nuestro un hacker. Empezaron cerrando los servidores de CDMon que alojaban los webs de la campaña por el referéndum del 1 de Octubre. A continuación obligaron los proveedores de servicio que bloquearan los accesos a determinados dominios por técnicas cutres de interposición (Man In The Middle). La escalada subió de tono forzando la Fundación puntCat a cerrar dominios de alto nivel .cat, hecho que no gustó nada en la Internet Society ni a la Electronic Frontier Foundation. Incluso han obligado los operadores a cortar el servicio de IPFS (servicio distribuido de archivos a Internet) para todo España. Finalmente han cerrado los webs de la Asamblea y webs de particulares cómo empaperem.cat (la han replicado a empaperem.com ).Todo esto mientras citaban a declarar a estudiantes y programadores que habían clonado alguno de estos webs. Y cosas que ahora me callo.
"Y desde hace no demasiado que al mine-Fabra, al mine-Pep y al mine-Molina que traemos adentro los tenemos que añadir uno mine-Assange"
Para poder acceder al contenido que está censurado en España hemos aprendido a navegar de manera anónima, a activar una VPN, a cambiar las DNS de Movistar o Vodafone por las de Google y a navegar con el navegador TOR. Todo para hacer creer los proveedores de servicio españoles que accedíamos desde un país de fuera de España a los webs bloqueados. La tecnología siempre va un paso por adelantado.