Muchas veces, cuando me paro a pensar y levanto la mirada, me viene a la mente Heráclito, ese filósofo antiguo con su célebre frase "lo único constante es el cambio". Si estuviera aquí tomando un café con nosotros, probablemente diría que nunca tuvo tanta razón como en estos tiempos. Y es que hoy día, con todo cambiando a mil por hora, es crucial que nos sentemos un momento a pensar en cómo estamos llevando nuestras empresas y nuestros equipos.
El caso es que este asunto de reflexionar no va de seguir la última moda en gestión empresarial. Va de darnos cuenta de que el mundo de hoy nos está pidiendo a gritos que revisemos cómo lideramos y cómo conectamos con la gente que trabaja con (y no para) nosotros. Ahora es el momento de que nosotros, los que tenemos en nuestras manos la responsabilidad de liderar organizaciones, miremos más allá de los números y nos centremos en lo que de verdad las mueve: las personas.
"El mundo de hoy nos está pidiendo a gritos que revisemos cómo lideramos y cómo conectamos con la gente que trabaja con (y no para) nosotros"
Estamos navegando por una era de cambios críticos, donde seguir haciendo lo de siempre simplemente no basta. A menudo, nos encontramos atrapados en maneras de liderar que heredamos de otros tiempos, métodos que ponían todo el énfasis en ser eficientes y conseguir resultados rápidos, dejando de lado el bienestar de nuestros equipos. Aunque en su momento esas estrategias eran el pan nuestro de cada día, ahora vemos sus grietas y entendemos que tenemos que mover ficha.
El desafío que tenemos delante no es que falte liderazgo, sino que muchas veces estamos liderando con un manual que ya no se ajusta a lo que la sociedad de hoy espera de nosotros. Una sociedad que camina rápido hacia la sostenibilidad, la igualdad y una manera de innovar más abierta y colaborativa.
Aquí es donde entra la idea de reeducarnos en cómo lideramos. No se trata sólo de aprender un par de trucos nuevos. Se trata de cambiar de raíz cómo vemos el liderazgo y el crecimiento de nuestras empresas.
Este cambio nos pide estar abiertos a aprender sin parar, ser humildes para admitir que lo que hemos hecho hasta ahora, aunque ha tenido su valor, quizás no sea lo que nos lleve hacia el futuro que queremos construir. Es una invitación a liderar poniendo a las personas en el centro de todo, buscando un crecimiento que no sea solo económico, sino también humano y social.
Como líderes, es nuestro deber crear lugares donde nuestros equipos puedan dar lo mejor de sí, donde la innovación surja de manera natural porque valoramos la diversidad, la creatividad y el trabajo en equipo. El reto es grande, sí, pero también lo es la oportunidad de hacer una diferencia positiva en la vida de las personas y en el rumbo de nuestras empresas.
Liderar hoy significa entender que nuestro trabajo va mucho más allá de simplemente dirigir operaciones o alcanzar metas financieras; significa ser un soporte para el bienestar, la motivación y el desarrollo de las personas que forman parte de nuestra organización. Es un liderazgo que escucha, aprende y se compromete a construir un futuro mejor.
"Liderar hoy significa entender que nuestro trabajo va mucho más allá de simplemente dirigir operaciones o alcanzar metas financieras"
Por otro lado, creo que este es un camino que debemos recorrer juntos. La reeducación ejecutiva no es algo que uno hace solo, sino un viaje colectivo hacia una forma de liderar más consciente y transformadora. Es momento de que nos juntemos en este cambio, todo el equipo directivo de nuestra organización debe estar listo para dejar atrás viejas maneras de hacer las cosas y abierto a explorar todo lo nuevo que este camino nos ofrece.Estoy convencido de que, al enfrentar este reto, no solo vamos a ayudar a que nuestras empresas crezcan, sino que estaremos marcando el paso hacia un mundo más humano y justo. El futuro de nuestras organizaciones, y de la sociedad en su conjunto, está en nuestras manos. Es nuestro momento de adaptarnos, innovar y, sobre todo, aprender una nueva manera de liderar. ¿Y cómo saber si este nuestro momento?
Preguntas para reflexionar
A mi me gusta pensar que hacernos preguntas desde el corazón nos ayuda a moldearnos y a reeducarnos de verdad como líderes. Aquí van algunas que puedes hacerte tú, y compartirlas con tu equipo directivo:
● ¿Cuáles son mis valores fundamentales como líder y cómo estos se reflejan en mi estilo de liderazgo actual? Reflexiona sobre los principios que guían tus decisiones y acciones. ¿Fomentan un ambiente de respeto, crecimiento y bienestar?
● ¿Cómo defino el éxito en mi rol de liderazgo y cómo este se alinea con el bienestar y desarrollo de mi equipo? Piensa si tu definición de éxito va más allá de los resultados financieros para incluir el impacto positivo en las personas y la sociedad..
● ¿Hasta qué punto estoy abierto a aprender y adaptarme a nuevas formas de liderar que respondan a los desafíos del siglo XXI? Evalúa tu disposición al cambio y a explorar nuevas perspectivas que puedan enriquecer tu práctica de liderazgo.
● ¿De qué manera promuevo la innovación, la creatividad y la toma de riesgos en mi equipo? Piensa en cómo puedes crear un entorno que no solo permita, sino que también incentive, la experimentación y el aprendizaje continuo.
● ¿Cómo fomento la inclusión, la diversidad y la equidad dentro de mi organización? Reflexiona sobre las acciones concretas que estás tomando para construir una cultura organizacional inclusiva y equitativa.
● ¿Cuál es el legado que deseo dejar como líder en mi organización y en la sociedad? Imagina cómo quieres ser recordado por tus colaboradores y la sociedad. ¿Qué huella quieres dejar?
● ¿De qué manera estoy contribuyendo al desarrollo personal y profesional de las personas en mi equipo? Pregúntate si estás invirtiendo en el crecimiento de tus colaboradores tanto como en el de la organización.
● ¿Cómo me aseguro de que mis acciones como líder generen un impacto social y ambiental positivo? Piensa en las prácticas sostenibles que has implementado y cómo podrías expandirlas o mejorarlas.
"La educación es lo que sobrevive cuando todo lo aprendido se olvida, la reeducación debe ser todo lo que debemos desaprender para seguir creciendo"
Sinceramente pienso que estas preguntas son un punto de partida para explorar la profundidad de nuestro compromiso como líderes con la reeducación ejecutiva. El objetivo es impulsar una reflexión honesta y profunda que nos lleve a identificar áreas de mejora y oportunidades para fortalecer nuestro liderazgo de una manera más humana, ética y transformadora.
Si, como decía Burrhus Frederic Skinner, la educación es lo que sobrevive cuando todo lo aprendido se olvida, la reeducación debe ser todo lo que debemos desaprender para seguir creciendo. O cambiamos, o nos cambian, el cambio es inevitable, afortunadamente la reeducación ejecutiva es opcional.