Aquellos que no vivieron bajo la dictadura de Franco desconocen algunas de las características intelectualmente más ofensivas. Entre ellas determinadas sentencias que los lames de la época repetían. Una era la frase acuñada a las monedas: "Francisco Franco caudillo de España por la gracia de Dios". El otra es una frase que Franco pronunció un día: "Soy responsable ante Dios y la historia". No se hace extraño, pues, que el heredero Juan Carlos I haya salido un poquito viciado. ¿Pasarcuentas? ¿De qué me habla?
En realidad, a pesar de la crítica, justificadísima, que se le quiera hacer, el talante que transpiran aquellas frases es el de la mayoría de españoles. Y de catalanes, por supuesto. Me refiero a no querer nunca dar explicaciones de los propios actos. Nunca pasar cuentas. En nuestra se desconoce aquello que en el mundo anglosajón se denomina accountability. Fíjense, entre nosotros nunca se dan explicaciones ni se piden excusas. No se estila, da vergüenza. No hablamos, por supuesto, de dimisiones y otras acciones que vayan más allá, todavía.
Encuentro muy oportuno que haya surgido un movimiento que intenta denunciar esta carencia. Se llama Mesurar per Avançar. Claro que este sitio web se limita a las actuaciones públicas. Y hace un repaso de cómo, en otros países, los gobernantes pasan cuentas. Entre ellas el cumplimiento de los presupuestos, de las promesas hechas por los gobierno, compromisos electorales, etc. Catalunya está a la cola en lo que hace referencia a pasar cuentas. Claro que los organismos que deben vigilar el desempeño de promesas y objetivos deben ser gente independiente. Y, en casa nuestra, independiente no lo es nadie.
En casa nuestra se desconoce aquello que en el mundo anglosajón se denomina 'accountability'
Todo el mundo, quien más quien menos, tiene el culo alquilado. La cosa no solo no evoluciona favorablemente, sino que retrocede sensiblemente. Hace unos días conocimos que los partidos de gobierno en Catalunya presumen de no financiarse irregularmente. Y, para darlo a conocer ostensiblemente, esbomben a diestro y siniestro que entre el 10 % y el 20 % de sus ingresos provienen del peaje que pagan los cargos públicos que los partidos han nombrado. ¿A que parece increíble? De la corrupción hacen virtud. Cuanto más cargos públicos designen, más transparentes en cuanto a la financiación. Realmente nuestro país es aquello que los madrileños, con mucha gracia, dicen: ¡como para mear y no echar gota!.
Este vicio de no pasar cuentas es universal entre nosotros y, después de haber meditado mucho y de haber observado muchos casos, me doy cuenta de que es el principal responsable del pequeño tamaño de nuestras empresas. Nuestra empresa familiar no crece porque, al final, no quiere que nadie le diga qué y cómo tiene que hacer las cosas. Esto comporta no querer tener socios que, probablemente, harían que la empresa se expandiera. Con socios hay que tener un consejo de administración que realmente controle al máximo ejecutivo de la empresa – díganle consejero delegado, o cómo quieran –. Y teniendo un socio no se puede poner mano a la caja cuando se quiere – otro de los vicios –. Llegado el caso, el accionista mayoritario prefiere vender, o cerrar, que pasar cuentas con un accionista, aunque sea minoritario. El caso de la familia Peugeot (propietaria del 2 % del grupo PSAPeugeotCitroën) es impensable entre nosotros. O de la familia Ford.
Personalmente lo he vivido en dos ocasiones. Pero explico una clarísimo. Una empresa IT catalana que iba justa. Le presentamos un posible socio italiano, enorme. Gracias a un asesor financiero que aseguraba defender los intereses del la empresa catalana, la compra, parcial, finalmente no tuvo lugar. Dos años más tarde la empresa se fragmentó y fue vendida a pedazos. Eso sí, los antiguos accionistas se pudieron comprar muchos Mercedes.
Nuestra empresa familiar no crece porque, al final, no quiere que nadie le diga qué y cómo tiene que hacer las cosas
Ah, me olvidaba! Uno de los promotores de Mesurar per Avançar es una nueva asociación llamada Catalunya Sense Límits. Sus puntos principales:
- Conseguir que la sociedad catalana tenga valores favorables al dinamismo empresarial, al rol activo de la sociedad civil y a la colaboración publico-privada.
- Generar discusiones, debates, iniciativas y políticas – tanto públicas cómo privadas – que favorezcan estos valores.
- Conseguir que las administraciones públicas catalanas actúen de acuerdo con estos valores.
A sus promotores los gusta calificar Catalunya Sense ímits como un Action Tank en ninguna parte de ThinkTank. Sobre todo a Salvador Garcia Ruiz, su impulsor principal, que piensa que ya es hora de entrar en acción. Porque pensado, lo que se dice pensado, bien es verdad que sobre este tema ya está todo dicho.