Uno de los motores que hace avanzar a la humanidad es la necesidad. Es muy difícil innovar o reconsiderar la manera de hacer las cosas si no hay una urgencia que nos obligue a ello, y cuando existe este objetivo que nos moviliza muy a menudo se genera una atmósfera dispuesta a buscar soluciones diferentes que nos llevan a resultados más allá de lo esperado. Buscando la manera de llevar un ser humano a la Luna nacieron un montón de innovaciones que quizá nadie esperaba, desde las placas solares hasta la aspiradora sin cable, pasando por la fruta deshidratada, los detectores de humo, los filtros potabilizadores de agua o los trajes ignífugos de los bomberos. La necesidad y la presión, es decir las crisis, acostumbran a ser motor de innovaciones. Más allá de si era razonable o no pretender llegar a la Luna y de los problemas que pudiese provocar, el caso es que intentarlo generó nuevas soluciones a otros temas.
"La necesidad y la presión, es decir las crisis, acostumbran a ser motores de innovaciones"
Sin querer entrar en el debate ideológico que estos días sacude a nuestro país, la situación que vivimos es claramente una crisis estructural. Hay quien quiere unas cosas y quien quiere otras y en todos los casos, tanto unionistas como independentistas, lo viven como una necesidad ineludible. Y en los momentos de necesidad ineludible pueden surgir innovaciones, así que hay que estar atentos para aprender.
El pasado 1 de octubre de 2017 hubo un grupo que se propuso organizar un referéndum y otro grupo que se propuso impedirlo, y ambos estaban dispuestos a todo para conseguir su objetivo. Y el día y hora anunciados ambos bandos iniciaron sus actividades. Unos movieron ficha y activaron un sistema informático basado en un censo universal, de manera que los votantes podían ir a cualquier lugar y el dato único de la nube discriminaba el derecho a voto. Los otros se propusieron tumbar este sistema electrónico para así abortar el proceso de voto. El Estado, con todas sus herramientas y capacidades, y sin disimular, intentó durante todo el día tumbar el sistema informático electoral de los independentistas catalanes, y no lo consiguió. Fue más o menos lento, pero aguantó todo el día. Más allá de si la causa era lícita o no, el mundo descubrió una arquitectura de información capaz de soportar ataques. Un sistema informático descentralizado, distribuido en centenares de nodos ninguno de ellos crítico, que permitía mantener el acceso al dato pese al ataque. Una innovación muy interesante de la que tomaron buena nota tanto empresas como gobiernos de todo el mundo. Técnicamente mucha gente está interesada en la solución informática que se ha logrado, el único problema es que sus autores se mantienen en el anonimato por miedo a la cárcel dado que la causa que defienden está bajo juicio. Pero técnicamente han demostrado ser brillantes.
"La app de Tsunami Democràtic es una maravilla técnica que muy probablemente querrán utilizar redes comerciales, comunicaciones corporativas de grupos multinacionales, e incluso ejércitos"
Ahora la necesidad catalana ha vuelto a generar una nueva innovación. El fenómeno Tsunami ha generado una red de comunicación punto a punto, encriptada y descentralizada. Una nueva manera de coordinar miles de personas sin nodos críticos y casi imposible de tumbar informáticamente. La app que Tsunami Democràtic ha puesto en marcha es una maravilla técnica que muy probablemente querrán utilizar redes comerciales, comunicaciones corporativas de grupos multinacionales, e incluso ejércitos. La innovación radical a menudo es hija de la necesidad, y deberíamos estar atentos a las innovaciones relevantes que están surgiendo en nuestra casa. Cuando puedan salir del anonimato, hay un talento de primera categoría mundial que está encontrando soluciones eficientes a problemas modernos.