Hay poca gente que no conozca con nombre y apellido a la adolescente sueca Greta Thunberg. Y no se la conoce por lo que esta directa activista ecologista con síndrome de Asperger dice con gran claridad sobre el cambio climático, sino por el eco mediático que han tenido sus palabras en la pasada Cumbre del Clima de la ONU.
"No se conoce a Greta Thunberg por lo que esta directa activista ecologista con síndrome de Asperger dice con gran claridad sobre el cambio climático, sino por el eco mediático que han tenido sus palabras en la Cumbre del Clima de la ONU"
El revuelo parece que no tenga tanto a ver con la contundencia de su incisivo e implacable discurso, como con el hecho que prensa, radio y televisión hayan decidido posicionarse a favor o en contra de esta joven, basándose en la forma y no en el contenido de sus urgentes exigencias para parar la destrucción del planeta.
Hemos visto –y continuamos viendo– como hay una dualidad en la agenda mediática: existen unas plataformas de información altamente críticas por su corta edad, su seco talante, casi arrogante, y su discapacidad; mientras otras, en el extremo opuesto, son perfectamente afines y exaltan su sinceridad, clarividencia, capacidad de liderazgo y movilización de toda una generación.
Esta actitud mediática nos lleva a reflexionar sobre el día a día, a hacer aterrizar el tema en lo cotidiano y en cómo tratamos a la gente que nos rodea: casi siempre acabamos emitiendo un juicio. Un juicio que puede alabar lo que se hace bien o centrarse en lo que se hace mal para acabar en una crítica negativa. Se trata, la mayoría de veces, de una actitud frente a la realidad, de cómo decidimos mirar los hechos, las cosas... y las personas.
Esto mismo sucede en el mundo empresarial. Qué beneficios ofrece una y otra forma de juzgar? Podemos reivindicar las capacidades o criticar las discapacidades… Por mi experiencia profesional, lo que veo es cómo una determinada discapacidad ha privado a muchas empresas de contar dentro de su estructura con trabajadores talentosos y eficientes.
"Las empresas siguen con prejuicios alejados de la realidad del trabajo concreto y leen la discapacidad como un elemento distorsionador, cuando en realidad tendrían que contratar al trabajador por lo que este puede hacer"
Las empresas siguen con prejuicios alejados de la realidad del trabajo concreto y leen la discapacidad como un elemento distorsionador, cuando en realidad tendrían que contratar al trabajador por lo que este puede hacer. Si se quiere un cambio orientado a resultados, es mucho más eficiente fijarse en las capacidades, en todo aquello que aporta la persona y en la idoneidad de sus características para cumplir los objetivos de la tarea encargada.
En Grupo SIFU hemos visto los resultados de contratar e integrar en el mundo laboral a personas con discapacidad… aun así llenas de capacidades: no sólo hacen las tareas de forma altamente competitiva, sino que su "diferencia" es un valor añadido para una empresa que quiere diversidad y talento.
Pensamos en Thunberg: gracias a su capacidad, quizás todavía estamos a tiempo de salvar nuestro planeta.