Saber retirarse

02 de Octubre de 2024
Ariadna Romans

Cuando te haces mayor, dicen que aprendes a aceptar que hay cosas que no cambiarán. No es resignarse, sino asumir que hay cosas que van más allá de tu control. Y la mejor parte de todo es entender que está bien, que no necesitas que lo esté. No puedes hacerlo todo, y a pesar de pensarlo cuando eras joven, ingenuo y completamente irrealista con tus capacidades vitales y las de los demás, has terminado aceptándolo. No ha sido una tarea fácil, pero ya estás ahí, y ahora ya no hay marcha atrás. De manera imprevisible, ha llegado un día en el que te ha dado igual y has aceptado que, mira, es lo que hay

"La perfección es un invento para mantenernos ocupados en un ideal que nunca alcanzaremos"

Me parece que es un dicho asiático, eso de "lo que hay es lo que hay". Me lo explicó una amiga, cuya madre es de Mongolia. La verdad es que a mí siempre me ha gustado pensar que las cosas malas pueden ser buenas, que todo tiene un lado bueno, positivo u optimista. Pero si las cosas buenas existen es porque hay algunas que no lo son. Por definición, nada existe sin su antítesis. Así, a veces hay cosas que son malas, cosas que no van bien, cosas que no son perfectas o, incluso, cosas que no sabemos hacer. Y está bien. Porque la perfección es un invento para mantenernos ocupados en un ideal que nunca alcanzaremos. Una zanahoria que, como los caballos que somos, privados de la mitad de la realidad por un velo oscuro que la cubre, nunca nos comeremos. Entonces, ¿por qué insistir en atrapar la zanahoria y no buscar otras fuentes de alimento?

Hoy, yendo en bicicleta al trabajo, he visto jirafas. ¿Qué hacen cuatro jirafas en medio de Ámsterdam? En un clima deprimente que solo les traerá tristeza, pero con la única finalidad de que otras personas sean felices o "les haga gracia" ver jirafas. A mí me ha encantado encontrarme unas jirafas en mi camino al trabajo. Pero no creo que eso sea lo que deberían hacer unas jirafas en medio de un parque. Nos hemos obsesionado con eso de "si quieres, puedes" o "nada es imposible", pero la verdad es que deberíamos parar. Tenemos que parar forzosamente. Es imperativo que paremos o nos lo cargaremos todo. Hay causas de las que es mejor saber retirarse.

"Creemos que forzar los límites humanos es una buena decisión, y eso nos está sumiendo en una espiral que solo tiende a una perfección que nunca alcanzaremos, porque es infinita"

En las noticias, hace años que se percibe como algo positivo el desafío a las leyes de la naturaleza tal como las hemos conocido hasta ahora. Ahora hacemos vuelos comerciales a la Luna, modificamos genéticamente las plantas y producimos mucho más de lo que necesitamos para vivir. De alguna manera, creemos que forzar los límites humanos es una buena decisión, y eso nos está sumiendo en una espiral que solo tiende a una perfección que nunca alcanzaremos, porque es infinita. Porque es inabarcable. Siempre podremos hacer cosas más desafiantes, siempre podremos romper nuestras propias fronteras. Pero que podamos hacer algo no significa que debamos hacerlo. Y creo que eso es algo que hemos olvidado hace mucho tiempo, arrastrados y atrapados en las dinámicas de la vorágine de la carrera desenfrenada por progresar y desafiarnos a nosotros mismos. "No le toques ya más, que así es la rosa", que decía el poeta. La belleza de la vida, a veces, consiste simplemente en quedarse quieto. Contemplar y observar. Ver la vida tal como está. De algunas hazañas, saber retirarse.