Entre todos nos hemos gastado borde 20 millones de euros en 1,5 millones de libros este Sant Jordi. El Gremio de Floristas de Cataluña informa que se vendieron 7 millones de rosas, 600.000 de las cuales amarillas. Si estás leyendo esto tienes muchos números de haber comprado un libro deMartí Gironell, deJoan-Lluís Lluís, deXavier Tedó yLaia Vicens o deJordi Borràs, los más vendidos en catalán.
Cada año, sacado de alguna sorpresa de última hora, las previsiones de los expertos la suelen acertar. Calidad a banda, que se la supongo a todos, podemos saber por donde irán los disparos en base a los números previos en Sant Jordi: el número de críticas, los premios recibidos, impactos en medios masivos, en medios sociales y, sobre todo, en el número de ceros de la inversión que la editorial ha hecho en los conceptos de edición y de promoción del libro.
A partir de aquí boca-oreja hace el resto, pero llegar a la boca de los lectores-prescriptors cuesta dinero. Lunes, vi un autor muy enfadado con su editorial porque su libro sólo era a una parada porque no había llegado a tiempo a todas las librerías. No sale a las listas de los más vendidos.
Sant Jordi es la fiesta de las letras pero es llena de números. Libros vendidos, novedades editoriales, escritores firmando, facturación, tanto por ciento sobre la facturación anual, incremento sobre el año anterior, listas de los más vendidos, número de referencias vendidas, autor que ha firmado más libros, rosas regaladas, precio de la rosa, facturación del gremio de floristas, tanto por ciento sobre la facturación anual, incremento sobre el año anterior y este año, y como desafortunada novedad, número de rosas de amarillas. Son datos que he leído en varias crónicas de Sant Jordi y todavía noestán todas.
muy Zafio, artista y profesor de nuevos medios de la Universidad de Urbana-Champaign de Illinois, se dio cuenta que la página de Twitter también es llena de números: el número de seguidores, el de usuarios a quienes seguimos, el de me gusta de cada tuit, de retuits, de respuestas, trending topics y muchos más. También se dio cuenta que estos números son los que condicionan nuestra experiencia en linea: valoramos los usuarios —y a nosotros mismos— según el número de seguidores, decidimos si hacer retuit o no según el número de retuits que tenga un tuit y afanamos en nuestra dosis diaria de dopamina en forma de número de interacciones. También se dio cuenta de como esta experiencia en linea determina nuestro valor social y condiciona cómo somos y quién somos (repasáis el episodio "Nosedive" de Black Mirror).
"Al final los números acaban marcándonos pautas de conducta que determinan qué hagamos y a la larga cómo somos"
Con todo esto a la cabeza, muy Zafio ha desarrollado una extensión por navegadores web llamada Demetricator que esconde los números de la página de Twitter. El 2012 había hecho el mismo con Facebook como parte del que considera un proyecto artístico y un experimento social. Con Demetricator activado sólo vemos el contenido textual de los tuits y no el valor que Twitter los da mediante sus métricas; ya no sabemos si aquel que nos sigue tiene muchos o pocos seguidores o si un tuit ha hecho "hervir la red" o si otro "la ha incendiado" con los suyos miles de retuits. De repente desaparece la necesidad compulsiva, la competitividad y el ansia.
De manera inconsciente nos formamos reglas en base a los números. Esto afecta el que retuitem en el caso de Twitter o en el que compramos en el caso de Sant Jordi. Al final los números acaban marcándonos pautas de conducta que determinan qué hagamos y a la larga cómo somos. En el caso de Sant Jordi los números son tan importantes como las letras. Estaría bien que alguien desepenvolupés una extensión por el mundo real que nos escondiera los números cuando somos ante una parada, una extensión que nos ayudara a comprar por contenido y no por el número de seguidores o menciones de los autores. A ver si sale a la próxima temporada de Black Mirror.