El cambio climático ha vuelto a situarse en los titulares de todos los medios, coincidiendo con la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CP27) en Sharm el-Sheij, Egipto. Los líderes mundiales del G20 también la han tratado en Indonesia y ahora también con ocasión del Campeonato del Mundo de Fútbol que se celebra en Qatar.
Y es que la sociedad pide que el tema del cambio climático esté en la agenda y se aborden las medidas necesarias para conservar nuestro planeta. Y el resultado es obvio, los países tratan este asunto urgente e importante de forma desigual y hacen pasar sus intereses económicos de antemano. Es desalentador ver cómo las medidas que se toman no son drásticas y comprometidas por igual entre los países ricos y los pobres.
Resulta evidente que la ciencia se está politizando hacia el cambio climático y el diagnóstico está claro, debemos reducir las emisiones de carbono. Este objetivo sitúa a la empresa en el centro y es primordial que sus ejecutivos adopten las medidas necesarias que ayuden al planeta.
Es desalentador ver cómo las medidas que se toman para luchar contra el cambio climático no son drásticas y comprometidas por igual entre los países ricos y los pobres
Creo que la falta de visión y coraje no les permite crear mayor riqueza y, al mismo tiempo, llevar a cabo políticas medioambientales que regeneren el planeta. Un ejemplo real es lo que hizo el expresidente mundial de Unilever, Paul Polman, cuando aumentó la rentabilidad de sus accionistas en un 300% al tiempo que la compañía se situaba en el número 1 en temas de sostenibilidad.
Paul Polman comparte su visión en su libro Net Positive, donde expone cómo liderar las organizaciones y evolucionar desde una política de residuo cero hacia una regenerativa. Y como ya llegamos tarde, resulta evidente que si no regeneramos el planeta lo que hacemos es mantener un modelo en el que los recursos ya están agotados.
Lo que más me ha impactado de su libro es cómo trabaja los propósitos de las organizaciones, que al final puede extrapolarse a cualquier modelo grupal o individual, y reformula el concepto de líder hacia una figura auténtica y con propósito. Un líder humanista con vocación de servicio hacia las personas de la organización y el planeta para obtener un mejor rendimiento.
Esta nueva mirada sobre la responsabilidad de los ejecutivos y de las empresas es muy inspiradora y sitúa en el núcleo absoluto de las organizaciones la práctica regenerativa medioambiental
Esta nueva mirada sobre la responsabilidad de ejecutivos y empresas es muy inspiradora y sitúa en el núcleo absoluto de las organizaciones la práctica regenerativa medioambiental. Trata también de cómo conseguir resultados positivos, a través de asociaciones con la sociedad civil, administraciones, gobierno y competencia, implicando y actuando con el compromiso de muchas partes. Porque en ningún otro sitio es más urgente esta necesidad de colaboración que en la lucha del cambio climático; es necesario cambiar el sistema hacia el bien común con todos los participantes.
Aunque parezca inverosímil o utópico, puedo decir que cuando, conoces a Paul Polman, ves que lo que expone es bien cierto y que lo ha llevado a cabo desde hace muchos años. Expone que cuidar el medio ambiente de una manera convencida y compartida es posible, y además se convierte en una ventaja competitiva. Ser una multinacional netamente positiva no es sinónimo de menos ganancias por los accionistas, sino todo lo contrario. Es necesario difundir este mensaje para curar nuestro planeta y ayudar a los países a prosperar.
Y es que los beneficios de ser una organización netamente positiva son asombrosos. Hay que reconocer que esta apuesta no será cómoda y puede suponer ir en contra de los intereses de los accionistas a corto plazo o ser una amenaza para el statuoquo. Te puede hacer ser más vulnerable y arriesgarte por actuar correctamente.
Ser una multinacional netamente positiva no es sinónimo de menos ganancias por los accionistas, sino todo lo contrario. Es necesario difundir este mensaje para curar nuestro planeta y ayudar a los países a prosperar
Por último, puedo afirmar que cuando entras en esta nueva perspectiva medioambiental - empresarial, te das cuenta de que hay organizaciones que, en diferente medida, ya lo están llevando a cabo, obviando el aceite de palma, nutriéndose de energías renovables, o bien como hace Aigües de Barcelona, enfocando toda su actividad desde el punto de vista de la sostenibilidad, fomentando la economía circular e inspirándose en el ciclo de la naturaleza para regenerar el agua y reutilizarla. Un descubrimiento sobre la gestión netamente positiva en nuestro país de un recurso natural indispensable como es el agua.