Cada día, cuando abrimos el móvil, vemos un mapa de SiliconValley. Cuando abrimos los mapas de Google, las series de Netflix, los tuits en Twitter, los mensajes en Whatsapp, las relaciones de trabajo en Linkedin, las Stories de Instagram, las vacaciones con Airbnb, o la meditación con Headspace. Todas estas apps, campeonas de una nueva economía emergente, nacen o crecen en los pueblos de Silicon Valley.
"Una cosa es innovar, pero la otra es hacer innovación disruptiva"
De Silicon Valley viene también el mito del emprendedor que empieza en el garaje, con HP en Palo Alto, y es donde se da también una industrialización de la emprendeduría en las Universidades de Stanford y Berkeley impulsado por una alta concentración de capital que da fuelle a los ingenios y a las nuevas ideas. Se trata de la zona con mayor concentración de empresas de alta tecnología de los Estados Unidos.
En el sur de California, en Los Ángeles y Hollywood, se imaginan películas. En el Norte, en Silicon Valley y San Francisco, las hacen realidad. Cómo decía Steve Jobs: "Los que están bastante locos para pensar que pueden cambiar el mundo son los que lo hacen".
Hace 50 años Gordon Moore, fundador de la empresa Intel, emblemática del Valley, supo prever el ritmo vertiginoso al cual avanzaría la tecnología cuando calculó que cada 18 meses sería posible duplicar el número de transistores que podrían integrarse en un circuito, una observación que con el tiempo se acabaría conociendo como la Leyde Moore.
Ahora observamos como la curva exponencial de esta ley se aplica también a otras muchas tecnologías, como el blockchain, la impresión 3D, la biotecnología, el big data, la realidad aumentada y virtual, la Internet de las Cosas (YATE) o la inteligencia artificial. Repensar las soluciones empresariales teniendo en cuenta las posibilidades de estas tecnologías trae a menudo a oportunidades de crecimiento exponencial.
Es decir, una cosa es innovar, pero la otra es hacer innovación disruptiva. La innovación es el proceso que permite a una empresa mejorar algo que ya existe, mientras que la innovación disruptiva es la que da lugar a una cosa nueva que deja obsoleto aquello que ya existía. Y esta innovación permite a las empresas crecer de manera exponencial, no lineal.
"Pero Silicon Valley no es sólo este lugar con densidad de talento. Silicon Valley es sobre todo una mentalidad y conversaciones que conducen a la innovación"
Y este tsunami de nuevos negocios basados en tecnologías exponenciales tiene el epicentro a Silicon Valley. Pero, Silicon Valley no es sólo este lugar con densidad de talento. Silicon Valley es sobre todo una mentalidad.
Es abrazar la cultura de riesgo, es una ética sobre la esperanza, es un optimismo contagioso, es pensar siempre en grande y concebir proyectos siempre de impacto global. Los ciclos cortos de prototipar, obtener feedback y pivotar son el ADN que se transcribe en startups exitoses que nacen globales y crecen exponenciales en Silicon Valley,
El futuro es incertidumbre. Está lleno de oportunidades y, también, de amenazas. En el futuro, tu empresa habrá crecido. O se habrá mantenido. O habrá cerrado. En cualquier de estos escenarios, la innovación y la disrupción habrán tenido mucho que ver. Tanto si quieres cómo si no quieres.
Y cómo que Silicon Valley no es sólo un lugar, sino una mentalidad, desde Acció se presenta la iniciativa Catalonia Exponential, que tiene como objetivo acelerar los procesos de transformación de las startups, pymes y grandes empresas e impulsar el paradigma de la exponencialidad y la innovación disruptiva en tejido empresarial catalán.
Silicon Valley no existe. Silicon Valley son conversaciones que conducen a la innovación.