Turismo sostenible

Estamos asistiendo en un debate de largo recorrido sobre la incidencia del turismo en Barcelona, y en general a todo el territorio. El modelo de turismo de masas se está declarante obsoleto, tanto por la poca rentabilidad que da en algunos casos, como por la destrucción de los ecosistemas, rurales y urbanos. Si estamos en un momento de cambio digital, como afecta todo este cambio a la industria turística? Está claro que los modelos que han servido para expandir el fenómeno turístico del siglo XX son ahora un problema por los efectos nocivos que generan.

La posibilidad de poner en contacto usuario y el producto de forma directa, obviando los intermediarios como hace Internet, tiene como consecuencia la anulación de los protocolos de uso de los espacios turísticos, los hoteles, las calles o las playas.

Si tienes un piso, tienes la posibilidad de sacar provecho, directamente. O si tienes un coche, o si tienes una bicicleta. Esta diversificación ha hecho que el turismo de masas, sea además, turismo sin reglas. El debate sobre la inundación de Barcelona que pervierte el uso de la ciudad está sobre la mesa, y las Administraciones tienen la obligación de renovar las normas para hacer que la ciudad, la playa, sea del ciudadano, y no sólo del turista.

La nueva nomenclatura es el "turismo sostenible", que se está demostrando necesario en los espacios de debate especializado, donde se habla de volver a las personas las ciudades para ser vividas, y de paso, regular la llegada de turismo, de forma controlada.

Internet puede ser, de hecho, el formato que nos facilite este regreso al uso racional de los espacios, y no el origen del problema. Los datos, el Big Data, nos dan toda la información necesaria para saber si un espacio está siendo utilizado de forma coherente, sostenible y saludable, y además, y si, además, es factible sacar provecho económico para una industria turística que necesariamente tiene que ser cuidadosa con el entorno.

No sería razonable destruir aquello que los turistas vienen a visitar, no tiene sentido. El turista tiene que concienciarse que tendrá que pagar un servicio más caro para mantener aquello que pretende visitar.
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