La prevista finalización para el 2018 y el 2019 de las concesiones administrativas de los principales tramos de autopistas de peaje en Cataluña abre el debate sobre cómo tenemos que financiar el mantenimiento de estas importantes tramos viarios que se incorporan en la red pública de carreteras.
Desde el Departamento de Territorio y Medio ambiente se han formulado criterios, todavía en curso de maduración, pero que parten de una clara voluntad que Cataluña gestione todo su sistema viario, haciendo abstracción del hecho que la actual titularidad de estas autopistas recuperadas recae en el gobierno del Estado. Se trata, por lo tanto, de pensar en términos de país y dando por sentado que en el breve plazo que nos separa de la finalización de las concesiones el gobierno de Cataluña podrá actuar soberanamente en toda la red.
Esta circunstancia –y ya es bueno que el subconsciente lo traicione- fue obviada por el portavoz del PP, Xavier Garcia Albiol, cuando en sede parlamentaria cuestionó que la futura viñeta que tendría que permitir financiar el mantenimiento de nuestras vías de alta capacidad tenga que ser pagada por todos los vehículos sin excepción.
El ministro del ramo, pero, no tardó muchos días a cuestionar que la Generalitat tenga capacidad de implantar viñetas o sistemas similares en nombre de un supuesto conductor de Burgos que tenga que atravesar Cataluña y, por extensión, otras comunidades autónomas que quieran implantar sus viñetas. Una vez más, la inviabilidad del café para todo el mundo sirve de argumento para pretender la centralización de las decisiones en Madrid.
Si entramos en el debate que planteaba Garcia Albiol y en la respuesta parlamentaria del Presidente Puigdemont, ahora nos encontramos que los ciudadanos pagamos las vías de alta capacidad por dos caminos. El primero, y más obvio, es por el uso que hacemos de las autopistas y túneles de peaje que de aquí poco, en su mayoría pero no todos, se liberarán. Y el otro, del quesomos menos conscientes puesto que no por casualidad se denomina peaje a la sombra, a través de los presupuestos de la Generalitat, -que pagamos tanto los que tienen coche como quienes notienen.
"La inviabilidad del café para todo el mundo sirve de argumento para pretender la centralización de las decisiones en Madrid"
En su momento se escogió este sistema para financiar la construcción y el mantenimiento de determinados tramos que no se habrían podido autofinanciar con peajes convencionales. Son tramos como por ejemplo el ampliado Eje Transversal, la C-15 entre Igualada y Vilanova o, más antiguos, la C-16 entre Manresa y Berga, la C-17, entre la Garriga y Ripoll o la C-65 entre Playa de Aro y Palafrugell.
Me parece un acierto poner todas las vías de alta capacidad, independientemente de qué sea su origen financiero, en el mismo paquete de gestión y de financiación, porque si algo hace falta es homogeneizar el tratamiento financiero y de condiciones de uso de todas ellas.
Evidentemente, parece más justo que los propietarios de automóviles, de camiones –y de las motos que reglamentariamente pueden circular por este tipo de vías- sean los que financien el esfuerzo inversor, cuando este todavía no esté amortizado, y el mantenimiento de primer nivel que estas vías requieren.
Aun así, como decía Albiol, hay muchos vehículos que sólo circulan por zonas rurales o suburbanas, a menudo vehículos antiguos, y que no es tan justificado que paguen como los usuarios efectivos. El problema de este sistema, que es el que tradicionalmente han usado países como Suiza, es que la gestión es más compleja y, sobre todo, el control es más difícil, especialmente en un país como nuestro todavía demasiado acostumbrado a la picaresca.
"Me parece un acierto poner todas las vías de alta capacidad en el mismo paquete de gestión y de financiación"
Todo y con esto, con un sistema de control adecuado, y más ahora que hay tantas cámaras instaladas al sistema viario, y con unas multas suficientes desincentivadores –equivalentes al menos al doble o al triple del importe anual de la viñeta- y efectivas, seguramente los niveles de fraude serían muy limitados.
Desde la Unión Europea, pero, se recomienda ir más allá, de forma que se pague por uso efectivo de la infraestructura. Evidentemente, a un precio por km muy inferior al actual –que ha hecho de oro los concesionarios que hace muchos años que ya amortizaron los costes de inversión-, pero que relaciona mucho más estrechamente el uso y el pago y, en este sentido podríamos decir que todavía sería más justo que la viñeta universal. Este sistema también tiene la ventaja que permite modular el coste de cada tramo según criterios medioambientales o de congestión y facilitaría el periodo de transición, donde todavía convivirían peajes convencionales con tramos liberados.
En cuanto a la congestión, tenemos que pensar en casos como los de los accesos en Barcelona desde el Vallès, donde los beneficios de explotación de unos túneles de Vallvidrera amortizados en quince años sirvieron a partir de entonces para financiar mejoras de transporte público entre el Vallès y Barcelona y, después, para socorrer las finanzas de la Generalitat dándolos otro golpe en concesión. Si ahora, con un peaje relativamente elevado, los túneles están cada mañana congestionados para entrar en Barcelona, no es difícil imaginarse qué pasaría con la reducida tarifa plana que representaría una viñeta.
La actual infraestructura de cobro a los peajes podría ser adaptada sin muchas dificultades con una tecnología similar a la de los Tacos. La generalización de los peajes dinámicos experimentales que se han implantado con bonos resultados en Granollers tendría que servir para minimizar la congestión que en momentos de elevada afluencia generan las barreras tradicionales de los peajes.
En este contexto, nos queda para resolver qué hagamos con los no residentes, es decir, con los turistas y con los camiones que atraviesan nuestro país. En Alemania, después de un largo proceso de discusión y del examen detallado por parte de la Unión Europea -que finalmente ha dado el visto bueno al sistema-, la viñeta es en curso de implantación y tiene un importe variable condicionado por la antigüedad, la potencia y las emisiones del vehículo.
"La actual infraestructura de cobro a los peajes podría ser adaptada sin muchas dificultades con una tecnología similar a la de los Tacos"
Pero el más significativo y que llevó los países vecinos a quejarse ante Europa, es que el importe de la viñeta se deduce del impuesto de circulación, con lo cual sóloacaban pagando el importe efectivo los no residentes al país que no pueden beneficiarse de este descuento.
El ejemplo alemán a corto plazo y las recomendaciones de la Unión Europea de pago por uso –que son compartidas también por el actual concesionario de las autopistas- en un plazo no muy más largo tendrían que inspirar el modelo de gestión de vías de gran capacidad de Cataluña.