El sábado 17 de junio de 1972, a las nueve de una mañana del sábado el periodista Bob Woodward recibía una llamada del redactor jefe local del Washington Post. Cinco hombres habían sido detenidos en la madrugada cuando intentaban entrar ilegalmente en las oficinas del Partido Demócrata en Washington; llevaban consigo un equipo fotográfico, micrófonos y material electrónico.
Cuando llegó a la redacción se topó con Carl Berstein: “¡Dios mío, Berstein, no!” Berstein era uno de los dos reporteros de política del Post y en la redacción era conocido por su capacidad para quedarse con los mejores reportajes y luego colgarse la medalla.
Al cabo de varias llamadas se dieron cuenta de la magnitud de la tragedia: los cinco detenidos no habían entrado en la pequeña oficina del Partido Demócrata sino que lo habían hecho en la sede general del Comité Nacional del Partido Demócrata, en el lujoso complejo de apartamentos y oficinas del hotel Watergate de Washington.
Watergate entró a la cultura popular y el sufijo -gate se convirtió en sinónimo de escándalo, generalmente político
26 meses después, el 8 de agosto de 1974 el presidente Richard Nixon dimitía en directo ante las cámaras de televisión; Woodward y Bernstein habían encontrado vínculos financieros entre miembros de la campaña de reelección de Nixon y los cinco intrusos de la sede general del Comité Nacional del Partido Demócrata. Los hechos se conocen desde entonces como "el escándalo del Watergate".
El impacto global de la dimisión de Nixon, el premio Pulitzer otorgado al Washington Post, la publicación en 1974 del libro de Woodward y Bernstein Todos los hombres del presidente y la adaptación al cine en 1976 con Robert Redford y Dustin Hoffmann elevaron Woodward y Bernstein en la categoría de mitos. Watergate entró en la cultura popular y el sufijo-gate se convirtió en sinónimo de escándalo, generalmente político.
Bob Woodward en una conferencia en 2015 dijo a raíz del escándalo del Watergate que "la democracia muere en la oscuridad". En la audiencia estaba Jeff Bezos, el creador de Amazon y el actual propietario del Washington Post. Hoy la frase es el eslogan del Washington Post.
Desde el año 2015 hasta la fecha miles de europeos hemos recibido correos, SMS, llamadas de Whatsapp y todo tipo de ataques para acceder a nuestros dispositivos. Algunos reiteradamente, otros en varios dispositivos; todos sin nuestro conocimiento. Cuando esto sucedía no lo sabíamos, pero alguien intentaba entrar ilegalmente en casa para manipular equipo fotográfico, micrófonos y demás electrónica.
Un software espía es en realidad un reportero que tiene la capacidad de convertir tu vida en un reportaje para que, al terminar, alguien se cuelgue la medalla
Los ataques salieron en el caso de 65 políticos, activistas y miembros de la sociedad civil catalana y nuestros dispositivos se infectaron con software espía mercenarios como Pegasus y Candiru. “Dios mío, un software espía, ¡no!” Un software espía es en realidad un reportero que tiene la capacidad de convertir tu vida en un reportaje para que acabado alguien se cuelgue la medalla.
El 18 de abril de 2022, después de dos años de investigación, Citizen Lab de Toronto publicó el informe CatalanGate: Extensive Mercenary Spyware Operation against Catalans Using Pegasus and Candiru. Sus investigadores, John Scott-Railton, Elías Campo, Bill Marczak, Bahr Abdul Razzak, Siena Anstis, Gözde Böcü, Salvatore Solimano y Ron Deibert, no achacan las operaciones de espionaje a ninguna organización en concreto, pero “las fuertes evidencias circunstanciales apuntan a un nexo con las autoridades españolas”. Los hechos se conocen desde entonces como "el escándalo del #CatalanGate".
El impacto a escala global de la investigación de The Citizen Lab y el artículo How democracies spy on their citizens en New Yorker del premio Pulitzer Ronan Farrow ha sido inversamente proporcional a las consecuencias políticas en el ámbito local; ningún responsable político dimitió.
Citizen Lab nos han enseñado que hoy en la Europa del Catalangate "la democracia muere en la nube"
Esta semana, el Parlamento Europeo ha remachado el clavo y ha establecido que hay más que "fuertes evidencias circunstanciales". El borrador del informe de la comisión Pegasus, redactado por Sophie in 't Veld, señala a España como responsable del espionaje del Catalangate. El informe comienza con las palabras "El Watergate de Europa".
Con el Watergate Berstein y Woodward nos enseñaron que cuando el poder político utiliza la tecnología contra los ciudadanos “la democracia muere en la oscuridad”. Los micrófonos, cámaras, magnetófonos y teléfonos de 1972 son hoy los dispositivos inteligentes con los que los estados espían a sus ciudadanos sin ningún tipo de control judicial. Cambian las tecnologías, pero no cambia su resultado. Citizen Lab nos han enseñado que hoy en la Europa del Catalangate "la democracia muere en la nube".