Tiempo para desconectar, para liberarse del estrés, para equilibrar la vida personal con la profesional... Hablar sobre conciliación entre vida familiar y vida laboral está a la orden del día y, de hecho, cada vez lo está más sumar, también, el tiempo libre. Políticos, empresas, personas... (casi) todo el mundo habla del tema, pero, ¿quién hace realmente los deberes? El informe The Best Cities for Work-Life Balance 2019 elaborado por Kisi, que evalúa la implementación de una política de trabajo inteligente y su capacidad para brindar a los residentes la posibilidad de disfrutar de su tiempo libre, sitúa a Barcelona como la única ciudad del Estado español que entra en el ranking sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. La capital catalana entra en la tabla en la octava posición -de un total de 40- y lo hace por delante de ciudades como París, Londres o Nueva York.
Dividido en tres bloques, el informe contempla los factores que implican una mayor o menor intensidad en el trabajo, el gasto de las instituciones en bienestar social y la habitabilidad de la ciudad en cuestión. En el primero, sobre los factores de trabajo, Barcelona destaca entre el top 10 por ser la que más días de vacaciones disfrutan los trabajadores porque, a pesar de que el mínimo legal que se ofrece en un trabajo son 22 días hábiles, la media de sus habitantes hacen 30,5 días al año. Esto contrasta, por ejemplo, con Helsinki, que a pesar de tener un mínimo de 30 días al año, hacen 28,7.
Además, en la capital catalana, la hora media de entrada al trabajo es a las 9.28 horas de la mañana, sólo superada por Hamburgo (9.32 horas) y Berlín (9.53 horas); se trabaja una media de 40,9 horas semanales y es una de las ciudades de las 10 primeras en que menos se tarda a llegar al trabajo con una media de 27,2 minutos para ir. Ahora bien, de entre estas 10 también es la que cuenta con más paro -un 11,1% según el informe-, seguida de Helsinki, que rebaja su porcentaje en prácticamente la mitad en comparación con el de la ciudad condal.
En cuanto al gasto de las instituciones en la sociedad y en igualdad, Barcelona triunfa por los derechos del colectivo LGTBI con 98 puntos de 100, sólo superada por Estocolmo. Pero de las 10 primeras ciudades del ranking, la capital catalana es la segunda por la cola que menos gasto social hace con un 24,3% del total del PIB y se posiciona sólo por delante Vancouver en este sentido, donde se destina el 17,4%.
Además, a pesar de que cuenta con una buena puntuación en sanidad -80,4 puntos-, es la que menos puntos tiene del top 10, tal y como pasa, también, en el acceso a la salud mental, donde rebaja su puntuación hasta los 30,6 puntos y en la igualdad de género, donde saca 70,8.
Finalmente, en relación a la habitabilidad de las ciudades, Barcelona saca buena nota en seguridad con 89,8 puntos y pasando por delante de Hamburgo, Zúrich y París. La puntuación para la felicidad también es buena, a pesar de que más baja que las ciudades compañeras de ranking y saca un excelente en salud, bienestar y ocio. Eso sí, es la ciudad del top 10 con una puntuación más alta por estrés y con un índice alto en contaminación del aire.
El estudio, elaborado a través del análisis de 40 ciudades de todo el mundo, contempla 17 ciudades de los Estados Unidos, pero ninguna de ellas entra en el top 10. De hecho, la primera que tiene cabida es San Diego en la 17a plaza y con un aprobado justo: 54,82 puntos. También tiene cuenta tres ciudades canadienses y dos alemanas, mientras que el resto pertenecen cada una a un país diferente.
La ciudad, pues, que disfruta de más equilibrio entre la vida personal y la profesional es Helsinki en Finlandia, mientras que la que menos cumple con estos requisitos es Kuala Lumpur en Malasia. Despacio y buena letra, pero el mundo empieza a ponerse las pilas en este sentido porque sólo se puede estar bien en el trabajo si se disfruta del tiempo libre y viceversa. Porque, como decía William Shakespeare, "el placer y la acción hacen que las horas parezcan cortas".