• Kiwi Last Mile, adiós a los camiones medio vacíos (y contaminantes)

Kiwi Last Mile, adiós a los camiones medio vacíos (y contaminantes)

La empresa emergente ofrece un nuevo modelo de gestión de rutas para reducir a la mitad la flota de vehículos que circulan por Barcelona debido al reparto de última milla

Kiwi Last Mile quiere optimizar las rutas de reparto del unóltima milla | iStock
Kiwi Last Mile quiere optimizar las rutas de reparto del unóltima milla | iStock
Barcelona
23 de Julio de 2019

El reparto de últimamilla ha crecido a nivel exponencial. Tanto que los camiones van mediovacíos porque un conductor no tiene tiempo de repartir todos los paquetes que cabrían en su jornada laboral. Y esto qué acaba provocando? Que haya todavía más vehículos repartiendo en la ciudad y contaminando más. La startup Kiwi Last Mile quiere dar solución a este problema, optimizando los repartos de última milla y, además, reduciendo la contaminación en urbes como Barcelona.

“El 40% de la contaminación de una ciudad como Barcelona lo provoca el reparto de última milla”, señala el cofundador y CEO de Kiwi Last Mile, Alex Tortras. Pero si se impusiera su modelo de reparto en toda la ciudad, este porcentaje se podría reducir a la mitad.

Cómo consigue este impacto Kiwi Last Mile? Simplemente con una mejor gestión de los equipos y de los trabajadores. Fácil eh, dicho así. Y tal como lo explica el también cofundador de la startup, David Costa, lo es. Su modelo es el siguiente: en una misma ruta de reparto van tres personas, una en el camión y dos en motos eléctricas. El camión, cuando llega al punto de entrega, sin necesidad de aparcar, entrega el paquete al operario que ha llegado en motocicleta, quién se encarga de subir a la casa y entregar el producto en mano. Mientras, el camión puede seguir con la ruta. Además, en el caso de que haya algún paquete lo suficientemente pequeño como para que se pueda llevar en moto, el camión simplemente funciona de almacén móvil.

Tortras: "El 40% de la contaminación de Barcelona lo provoca el reparto de última milla"

Y es que la solución de la startup está enfocada principalmente al reparto de última milla pero de paquetería voluminosa o compleja. Se trata de entregas que pesan entre 50 y 80 quilos, ya sea de muebles, electrodomésticos o compras del supermercado. De hecho, este último es el sector en el que se ha enfocado primeramente la empresa.

Repartir antes que emprender

El valor diferencial de Kiwi Last Mile es una entrega planificada “con un 98% de puntualidad o más”, destaca Costa. Un valor añadido que el cofundador de la startup ha aprendido de su propia experiencia como repartidor antes de embarcarse en este proyecto. Costa se dedica al software de logística, concretamente de la gestión de la demanda y planificación de rutas. Pero antes de ponerse a programar este software decidió conocer bien a fondo los problemas del sector, “así que me puse a repartir”. “Y estuve unos cuantos meses repartiendo productos de todo tipo en diferentes medios de transporte como camiones, furgonetas, motos… Cualquier cosa que te puedas imaginar, lo repartí”, explica. Una experiencia que le sirvió para conocer de primera mano las dificultades con la que se encuentran día a día los repartidores.

Esta experiencia le sirvió para desarrollar un mejor software de gestión de rutas de última milla. La de Tortras, por su parte, sirvió para que Ullabox se convirtiera en el primer, y todavía principal, cliente de Kiwi Last Mile. El CEO de la startup era el responsable de transporte de Ullabox, una posición que les permitió probar su modelo de negocio en la empresa y que llamó mucho la atención. Hoy en día también trabajan con Font Vella en Casa -un ecommerce de Danone que hace entregas a domicilio de agua-, con BonÀrea, Peix a Casa -que reparte pescado a domicilio- y Frit Ravich.

Costa: "En cinco años no habrá nada que no se entregue de forma planificada, es decir, en una franja horaria que el cliente puede escoger"

Los supermercados y empresas de alimentos han sido el primer sector en el cual se ha enfocado la startup, pero su idea es complementar este vertical con el reparto de otros productos que tengan complejidad de entrega. “Creemos que en cinco años ya no habrá nada que no se entregue de forma planificada, es decir, en una franja horaria que el cliente puede escoger”, apunta Costa. Un nuevo nicho de mercado en el cual poner el ojo en un futuro. De momento, pero, la entrega planificada en franja horaria solo lo encontramos en entregas voluminosas o en compras del supermercado.

Alex Tortras (CEO) i Christian Costa (COO) de Kiwi Last MileAlex Tortras (CEO) i Christian Costa (COO) de Kiwi Last Mile | Cedida

Reducir la contaminación de los repartidores

Kiwi Last Mile solo opera por el momento en Catalunya y principalmente reparte en la ciudad de Barcelona, pero su objetivo es entrar en Madrid en los próximos 12 meses: “Es un paso natural que tenemos que dar”, explican los emprendedores. Además, esperan entrar en más supermercados de ámbito nacional ya que consideran que están teniendo muy buen recibimiento entre las marcas. “Lo que hacen ahora muchas empresas es sacar más y más camiones porque no son capaces de llenar uno entero. Esto no es escalable y lo saben, y con nuestro modelo pueden reducir la flota a la mitad”, explica Costa.

La startup, que cobra un precio por pedido entregado, sabe que tiene potencial para escalar y por eso prevén una facturación de un millón de euros para este año. Hasta la fecha, Kiwi Last Mile se ha financiado con una ronda de inversión de 100.000 euros cuando arrancaron el proyecto en verano de 2017, y otra de 700.000 euros hace un año. Además, también han recibido un Enisa y un ICF.

Su apuesta por reducir la contaminación provocada por el auge del ecommerce y el reparto de última milla ha llevado a Kiwi Last Mile a participar en la quinta edición de Decelera Menorca. Unos valores por la sostenibilidad y con un punto de vista social muy claros, ya que, a parte, defienden que “mientras que no hay ningún supermercado que reparta de una manera legal hoy en día, nosotros tenemos un total de 35 trabajadores todos asalariados, sin falsos autónomos”.