Eiffage Infraestructuras, empresa perteneciente a la compañía francesa Grup Eiffage, ha desarrollado en sus instalaciones de Sant Boi de Llobregat un nuevo tipo de asfalto que reduce un 125% las emisiones de CO2 en su proceso de fabricación, transporte e instalación. Se trata de un proceso de economía circular que utiliza residuos provenientes de la industria papelera en lugar del betún, un material que proviene del petróleo y que se utiliza habitualmente para producir el asfalto.
La compañía ha llevado a cabo una prueba piloto de este nuevo tipo de asfalto en un tramo de 300 metros de la carretera T-240 a su paso por La Bisbal del Penedès (Baix Penedès). Ahora, la empresa analizará el rendimiento y la resistencia del asfalto con los diferentes cambios de temperatura, y se realizará la comparación con el tramo de carretera más cercano que tiene asfalto convencional.
“El uso de mezclas con este bioligante en la construcción y conservación de carreteras permite ejecutar obras neutras en carbono, ya que se compensan las emisiones de CO2 generadas en la fabricación, transporte y puesta en obra de la mezcla”, afirma María Elena Hidalgo. En este sentido, la directora técnica de Eiffage Infraestructuras apunta que "en concreto, en el tramo experimental de 300 metros ejecutado, se han dejado de emitir 16,7 toneladas de CO₂ respecto a la solución convencional". El hecho de utilizar este bioligante combinado con un 40% de asfalto reciclado en el proceso de fabricación de la nueva mezcla asfáltica permite reducir entre 30 y 40 grados la temperatura para producirlo sin rebajar su calidad y reduciendo el impacto ambiental de todo el proceso.
Hace pocas semanas, la Generalitat sacó adelante la Hoja de ruta de la economía circular en Catalunya (FRECC) 2030 para acelerar la transición hacia una economía más circular y justa que maximice el valor de los recursos y que actúe como palanca de la transformación en un marco de colaboraciones entre actores clave. El FRECC define la misión, la visión, los objetivos estratégicos y los objetivos operativos para caminar hacia una economía más circular con un horizonte temporal que abarca hasta el año 2030. El FRECC tiene cuatro objetivos estratégicos y operativos centrados en contribuir a desacoplar el desarrollo económico del consumo de recursos y la generación de emisiones; acelerar la transformación social, cultural y laboral hacia la circularidad; asegurar la transición efectiva hacia un tejido industrial y empresarial circular y digitalizado; y facilitar la creación de un marco favorable a la transición hacia la economía circular.