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El 73% de los ciudadanos de las comarcas de Barcelona valora positivamente el impacto del turismo

A pesar de ser minoritaria, la desaprobación del turismo se dispara del 9,5% al 17,7% y casi duplica su cifra en un año, según una encuesta de la Diputació

Playa de San Sebastián, en la Barceloneta | iStock
Playa de San Sebastián, en la Barceloneta | iStock
Redacción VIA Empresa | ACN
Barcelona
09 de Diciembre de 2024

La gran mayoría de los habitantes de las comarcas de Barcelona continúan aprobando el turismo. Una encuesta de la Diputació de Barcelona, englobada dentro del estudio Ómnibus de la Generalitat de Catalunya, muestra que el 73,4% de los barceloneses valoran positivamente el impacto económico de este sector y el 73,6% apuestan por continuar fomentándolo. Estas cifras contrastan con otras: la impopularidad del turismo casi se ha doblado en un año (del 9,5% al 17,7%) y el 55,2% que considera que su comarca tendría que atraer más visitantes.

 

El porcentaje de opiniones negativas es similar a la media catalana, pero inferior al 28,5% de Barcelona ciudad, según el estudio La opinión ciudadana sobre el turismo en la región de Barcelona, elaborado por LABturisme de la Diputació de Barcelona. El documento también revela que el 38,8% de los residentes cree que se está llegando al límite de capacidad para absorber turismo en su comarca, porcentaje que asciende al 63% en las comarcas próximas a Barcelona.

El 75% de los barceloneses quiere limitar los pisos turísticos

La encuesta también revela otros datos interesantes. Por ejemplo, tres de cada cuatro residentes de las comarcas de Barcelona quiere limitar por ley las viviendas de uso turístico, pero solo un 14% cree que hay demasiado, frente al 63% en Barcelona ciudad y el 27,8% de la media catalana. Por su parte, la mayoría (63%) considera adecuado el número actual.

 

En cuanto al impuesto turístico, el 50% quiere mantenerlo, un tercio reducirlo o eliminarlo, y un 18% incrementarlo. Además, la mayoría de residentes de las comarcas de Barcelona prioriza el uso del agua para la agricultura, la industria y los domicilios por delante del turismo, siguiendo la tendencia catalana.