Hablamos con la decana del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Catalunya (Coeac), Conxita Villar, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Este hecho, facilitar el acceso femenino a los estudios y a las profesiones científicas, está muy presente durante toda la conversación. Con poco más de un mes desde que asumió el cargo, ya dibuja de forma clara sus prioridades: la visibilización de las mujeres, la difusión y reivindicación de la profesión y la celebración durante 2022 del Congreso Estatal de Ingenieros Agrónomos en Lleida, de donde procede.
¿Qué supone tomar posesión del cargo en un momento como el actual?
En esta ocasión, hemos llevado a cabo una campaña electoral, puesto que se ha presentado más de una candidatura. Las votaciones, en formato digital, se celebraron el 26 y 27 de noviembre del año pasado. El hecho de conocer los resultados de manera virtual me generó una cierta situación de estrés, puesto que la participación fue más alta que otras veces. Por otro lado, la utilización del sistema telemático nos ha dado agilidad, puesto que hemos hecho varias reuniones: la de la toma de posesión, grupos de trabajos y comisiones.
¿Cómo interpreta que sea la primera decana de Lleida en una zona esencialmente agraria?
En la junta directiva siempre había un pacto no escrito de que, por una cuestión logística y de comodidad, el decano o decana tenía que ser de Barcelona. En este sentido, creo que hemos roto un estereotipo. No podía ser que Lleida, una potencia en el sector agrario, no tuviera la más alta representación al Colegio. Además, considero que mi designación también tiene que servir para acabar con mitos sobre enfrentamientos territoriales.
"Los ingenieros agrónomos somos pioneros en la sensibilidad con los problemas ambientales"
Otra discriminación que sufre la profesión es el acceso de la mujer al mundo laboral. ¿Cómo se puede mejorar esta situación?
Es cierto que es un reto pendiente. En la junta sólo somos cuatro mujeres de 15 y en la profesión sólo hay un 25% de colegiadas. No se entiende este vacío, que está generando una pérdida de talento. Por este motivo, ya estamos trabajando a incrementar la formación en las escuelas para despertar las vocaciones a las edades tempranas. En nuestro caso, disponemos de pocas mujeres a la ingeniería, que es una carrera científica, y al sector agrícola, todavía más masculinizado. Recuerdo mis inicios, cuando visitaba explotaciones agrarias, que los titulares de las fincas me decían: "¿Qué me tienes que explicar tú a mí? Este machismo, en menor medida, todavía perdura.
¿Cómo rompemos definitivamente estos estereotipos?
Recuperando la visibilidad y trabajando desde el Colegio con la promoción de género. Aún así, la idea que se tiene que desterrar es que mujeres y hombres tenemos capacidades diferentes. No soy capaz de establecer las diferencias. Esta discriminación es la que provoca que los hombres ocupen posiciones laborales más altas y las mujeres quedemos ocultas y escondidas. Al final, un paso importante lo tenemos que dar en la etapa educativa.
Ahora que la sostenibilidad es un factor esencial, ¿qué papel tienen que jugar los ingenieros agrónomos?
Ante todo quiero romper un mito. Es real que los ingenieros agrónomos trabajamos a pie de campo, pero también diseñamos infraestructuras o hacemos tareas de gestión, investigación o logística en la industria agroalimentaria o en ámbitos como la jardinería. Es una profesión con salidas laborales muy diversas. Dicho esto, es cierto que la pandemia de la covid-19 ha agravado la preocupación por tendencias que ya veíamos, como el derroche alimentario, la falta de recursos o la contaminación. En este contexto, me gusta recordar que los ingenieros agrónomos somos un sector que siempre nos hemos preocupado por el medio ambiente, apostando por la agricultura integrada, el diseño de variedades resistentes a las plagas o defendiendo la prohibición de los productos fitosanitarios. Nos gusta la naturaleza y producir alimentos de forma racional.
¿Cómo tiene que cambiar nuestra relación con la naturaleza para sobrevivir?
Después de un sistema de producción alimentaria desmesurado durante la década de los 60 y 70 del siglo pasado, en un momento en que había escasez, ahora hemos vuelto la mirada hacia la eficiencia y la sostenibilidad. Aquí es donde los ingenieros agrónomos podemos ayudar mucho. Somos pioneros en la sensibilidad con los problemas ambientales y especialistas en desarrollar la agricultura orgánica, integrada y un diseño que tenga en cuenta el posible impacto ambiental. Además, la gente joven cada vez está más concienciada de estos retos.
"Tenemos que recuperar el orgullo de conocer la profesión y hacer crecer las vocaciones"
¿Cómo está cambiando la covid-19 el día a día de la profesión?
Desde el Colegio, estamos centrándonos en potenciar la formación continua en nuevas herramientas tecnológicas y con la digitalización. Es necesario, yo diría que casi imprescindible, que los ingenieros conozcamos los adelantos en el mundo de la robótica y la digitalización. La covid-19 nos ha hecho dar cuenta que somos vulnerables. Ha sido un cisne negro que ha cambiado nuestra relación con la natura. Ya no nos queda otra que producir de forma sostenible y consumir de una manera diferente. La pandemia también ha puesto encima de la mesa la duda de si a determinados países o zonas tienen que aspirar a ser autosuficientes alimentariàment.
¿Y qué responsabilidad tiene que tener la industria en esta transformación?
Como motor principal del PIB de Catalunya, tiene la obligación de hacer visible un proceso que pasa desapercibido: Qué hay detrás de los productos y cómo se producen los alimentos. Hasta hace un año, habíamos olvidado que comer era una actividad esencial en uno en torno a recursos limitados.
El Colegio de Ingenieros Agrónomos, ¿cómo puede ayudar en esta tarea?
El Colegio tiene que visibilitzar la importancia del sector agroalimentario y el trabajo de los profesionales, que también resulta esencial. Tenemos que ser capaces de transmitir que la ocupabilidad de los ingenieros agrónomos es del 100% y que algunos de nuestros asociados forman parte como directivos de las grandes empresas de este ámbito. Uno de mis objetivos durante los cuatro años del mandato es seguir impulsando la importancia del desarrollo rural y potenciar la promoción de la profesión de ingeniería agraria. Tenemos que recuperar el orgullo de conocer la profesión y hacer crecer las vocaciones. Todo esto, lo podremos conseguir apostando por la difusión con un equipo de trabajo con el cual tengo una gran confianza.