La Denominación de Origen (DO) Tarragona espera por la vendimia del 2019 un aumento de producción de un 10% respeto la del 2018. Los cepos ya están cargados de uva y la mayoría de bodegas de la DO empezarán la cosecha la última semana de mes de agosto, si bien alguna finca de la Ribera d'Ebre de variedades tempranas ya ha arrancado. El sector anhela el aumento de producción después de que la temporada pasada fuera "un poco justeta", según Vicenç Ferré, presidente de la DO Tarragona.
Las buenas previsiones son consecuencia de las lluvias del invierno y la primavera, y a pesar de los últimos meses han sido secos, los aguaceros de la última semana han hecho crecer la uva algo más. Desde el consejo regulador esperan pasar de los doce millones de kilos del año pasado a estar alrededor de los catorce millones, que permitirán llenar unos dos millones de botellas.
A la Ribera d'Ebre ya ha empezado la vendimia, aunque el grueso de las bodegas de la DO Tarragona lo harán la última semana de agosto. Con los primeros grandes de uva cosechados han podido constatar que el grado de alcohol es bastante alto, unos 12,5 grados. En buena medida, en el caso de la Ribera d'Ebre, por el fuerte calor de julio, que hizo subir los termómetros por encima de los 40 grados. De todas maneras, a diferencia del Priorato, donde el calor quemó muchas viñas, el daño en los cepos riberencs ha sido menor, y Ferré sitúa las pérdidas alrededor de un 10%, concentradas especialmente en Vinebre y Rasquera.
Al resto de la denominación se espera una buena vendimia por las lluvias del invierno y la primavera, que fueron abundantes. "El verano ha sido seco, pero había reservas, y la lluvia de la semana pasada ha hecho que la producción pueda aumentar un poco. Las uvas se veían delgados y con esta lluvia crecerán", valora el presidente de la DO Tarragona, que afronta la primera cosecha en el cargo. Otra razón que explica las buenas perspectivas es la marinada, el viento típico del Campo de Tarragona. "Aporta humedad y frescura aunque haya sequía", apunta Ferré. Esto hace que se reduzca el estrés hídrico de las plantas en los periodos más cálidos. "Este es el secreto de la DO Tarragona", asegura.
Apuesta por las variedades locales
El grueso de la producción de la DO Tarragona se hace en el Alt Camp, seguido de la Ribera d'Ebre -donde esperan superar los tres millones de kilos-, el Tarragonès y el Baix Camp. forman parte 40 bodegas elaboradoras de los cuales salen unos dos millones de botellas. En buena parte son bodegas pequeñas que hacen su vino, mientras que el resto, una docena, trabajan con cooperativas.
A la DO Tarragona se cosechan hasta quince variedades de uva. La principal es el macabeu, que concentra un 45% del que se genera. "Es la madre de DO, es una variedad blanca que nos mujer volumen y nos aporta frutas aromáticas", valora Ferré. El otro 55% está integrado por parellada, moscatel y ojo de liebre, principalmente. También hay variedades extranjeras como el chardonnay, el syrah y el cabernet.
De todas maneras, para Ferré, la apuesta tiene que ir hacia las variedades más locales. "Todas tienen regularidades diferentes, en función del clima más seco o húmedo, pero las que aguantan mejor son las autóctonas", afirma. Considera que el macabeu resiste muy bien las condiciones climáticas del Campo de Tarragona y por esta razón cree que será la variedad insigne de la zona y reclama reivindicarla.
Una promoción que Ferré cree que principalmente se tiene que hacer "en el territorio". De los dos millones de botellas, el 75% se queda en Cataluña y unas 500.000 se exportan en Europa, los Estados Unidos y la China. A diferencia otras áreas donde el peso de la exportación es muy superior, en el caso de la DO Tarragona Ferré piensa que "primero hay que conquistar el territorio". "En los próximos cuatro años haremos las campañas en el territorio y despacio ya iremos creciente", avanza.