Utilizar las nuevas tecnologías para un uso civil, cívico y cotidiano. Este era el objetivo de dos estudiantes de ingeniería aeronáutica de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) cuando crearon Hemav, una empresa que se dedica a la creación de drones , abejones en su traducción literal. Unos aparatos voladores que se elevan sin ningún tripulante a bordo, reduciendo de este modo su coste, y que no llegan a los dos kilos de peso.
El responsable de comunicación de Hemav, XaviAlba, recuerda que "el proyecto nació como un proyecto de carrera pero para poder optar a subvenciones se tuvo que constituir una empresa y al grupo inicial se sumaron cinco personas más". El sector del drones había sido al margen del debate político a casa nuestra hasta el año 2014 cuando la mayor empresa de venta online, Amazon, planteó distribuir el 80% de sus paquetes con drons. "Hasta este momento nos movíamos en un sector al·legal, nohabía ninguna norma que lo regulara, aunque se estaban popularizando mucho e incluso los podíamos encontrar en grandes superficies", explica Alba, que recuerda que "no son ningún juguete puesto que tienen una hélice que puede provocar importantes daños".
Regularización del sector y financiación
Esta popularización y sobre todo el anuncio de Amazon trajo al Gobierno central a redactar un borrador de una ley para regularizar el sector. "Hemav asesoró en el Gobierno en este sentido cogiendo como marco la ley francesa, que es la más desarrollada que hay", explica Alba.
"Cuando tuvimos un marco legal que regularizara el sector en el que nos movíamos abrimos una ronda de financiación abierta a grandes inversores", explica Alba, que recuerda que Hemav consiguió 450.000 euros de 72 inversores en seis días. Esta ronda de inversión se hizo mediante la plataforma de equity crowdfundingCrowdcube. "Nunca antes una plataforma de alternativa de inversión había conseguido una cantidad así en tan poco tiempo", comenta el responsable de comunicación de Hemav, que recuerda que "en sólo dos horas conseguimos 150.000 euros".
Alba apunta que de este modo empresas externas consiguieron el 20% del capital de la start-up tecnológica. La iniciativa preveía dos tipos de inversión: de clase A, con inversiones de 100.000 euros, que daba derecho a entrar al comité de la empresa, y de clase B, con inversiones por debajo de los 100.000 euros. El ticket mínimo de la participación era de 1.000 euros y la aportación mínima por empresa fue de 6.000 euros de media.
Incubadora de la Agencia Espacial Europea
Con la entrada de nuevos inversores la compañía cambió también su modelo de negocio. Hasta finales de 2014 se había dedicado a ofrecer servicios a empresas mediante drones y a partir de este momento empezó también a diseñarlos y fabricarlos por encargo. "No son productos de bajo coste ni cosas que se puedan encontrar en una tienda", apunta Alba.
El diseño y la creación es hace en la sede de la empresa, a la incubadora de la Agencia Espacial Europea que hay a la UPC de Castelldefels. "Esta ubicación es muy importante por Hemav porque nos permite establecer sinergias con otras empresas que hay a la incubadora y que trabajan en el mismo sector y también nos facilita el acceso al crédito", explica Alba, que reconoce que la empresa prepara una nueva ronda de financiación, que encara no tiene fecha. Otra de las ventajas de trabajar bajo el paraguas de la Agencia Espacial Europea es que esta usa la tecnología que diseñan sus empresas a los satélites que pone en órbita.
Tres campos de acción
Hemav trabaja actualmente en tres campos: el del audiovisual, el agroambiental y el industrial. El sector del audiovisual es el que ha contado tradicionalmente con más participación de drones . "Tiene muchas ventajas, fundamentalmente que es mucho más económico que un helicóptero para hacer captación de imágenes, por ejemplo", explica Alba, que apunta que el alquiler de un helicóptero puede costar 1.000 euros la hora y el de un dron no llegaría a los 200 euros.
A pesar de todo, el sector del audiovisual representa el 20% de la actividad económica de Hemav, que dedica especiales esfuerzos al sector agroambiental. "El objetivo en este caso es la agricultura de precisión. Los drons pueden sobrevolar los campos con sensores específicos que nos darán información sobre la humedad, el calor o la temperatura. Posteriormente, estos datos se analizan y podemos hacer una recomendación personalizada de como cultivar una determinada tierra", explica Alba, que asegura que los principales clientes de este sector son las cooperativas y las grandes empresas porque "todavía cuesta que los labradores se añadan a las nuevas tecnologías".
El tercer campo de acción de Hemav es el industrial, que permite inspeccionar instalaciones industriales o líneas de alta tensión para saber si el mantenimiento es correcto. "Un dron puede, por ejemplo, inspeccionar torres de alta tensión sin hacer subir a una persona, de forma que ganamos tiempo y también reducimos el riesgo de accidentes laborales", dice Alba, que señala que en este caso los principales clientes son empresas energéticas.
Hemav cuenta actualmente con una plantilla de medio centenar de personas y ya ha abierto una sede en Madrid y en Extremadura, centrada fundamentalmente en el sector de la agricultura. "Nuestro reto este año es finalizar nuestra expansión en España y el próximo año al resto del mundo", comenta el responsable de comunicación de Hemav, que prevé una facturación por este año de 1,2 millones de euros.
Hemav, 'drones' a la carta
La empresa catalana ubicada a la incubadora de la Agencia Espacial Europea ha conseguido 450.000 euros de inversores privados para desarrollar su proyecto de 'drones' para un uso civil
24
de Abril
de
2015