A Perelló se le conoce como el "pueblo de la miel". En este pequeño municipio del Baix Ebre, la industria apícola se remonta al siglo XIX: en aquella época, como en muchos pueblos de Catalunya, las casas de labrador perellonencas tenían una polilla, que permitía a las familias hacer su propia miel. Pero poco a poco, algunos apicultores se empezaron a dedicar de manera profesional. Hasta que llegó un punto de inflexión: invierno de 1956, conocido como "el año del frío". Con todos los árboles muertos por las heladas, la apicultura se convirtió en una salida para ganarse la vida en el pueblo. Hoy en día, en este pequeño municipio de algo menos de 3.000 habitantes se produce un 25% de la miel de toda Catalunya.
Actualmente, Catalunya tiene una industria apícola que genera entre 2.000 y 2.500 toneladas de miel anuales, y de estas, algo menos de un millar salen de la provincia de Tarragona: principalmente, de Perelló. Allí se encuentran marcas como Casanova Borrell, Casa Blai, Mel de l'Avi Lluís, Muria, Mel i Oli Piñol, Mel Llaó o Mel Rossend Margalef, entre otras. Hay 40 explotaciones apícolas de perfiles muy diferentes: desde empresas profesionales, que viven exclusivamente o en gran medida de la actividad de las abejas, hasta pequeños apicultores.
La Cooperativa Apícola Tarraconense agrupa más de 200 asociados de toda la provincia de Tarragona, Lleida, la Franja y el Matarranya, y está establecida en Perelló, donde hay 38 explotaciones que forman parte. "Somos el pueblo donde hay más concentración apícola", explica Jordi Brull, presidente de la Cooperativa. Las empresas más grandes producen más de 100 toneladas de miel al año, y pueden llegar a facturar más de 2 millones de euros anuales. Muchos negocios son familiares.
En Perelló también ha ubicado el Centro de Interpretación Apícola, una iniciativa privada que tiene como objetivo enseñar a los visitantes cómo es el mundo de la apicultura. La empresa responsable es Muria, que ya acumula seis generaciones dedicadas al sector de la miel. Con una facturación de 2,5 millones de euros y más de 100 toneladas de miel al año, Muria vende sus productos tanto al mercado nacional como internacional. Actualmente exporta un 50% de la producción a países europeos y del Oriente Medio. "Intentamos endulzar la vida de la gente", explica el gerente, Rafel Muria.
Un sector amenazado por el cambio climático
Los últimos años, la producción de miel a Perelló ha evolucionado, y las empresas que se dedican se han tenido que adaptar. El aumento de temperaturas, que provoca que los inviernos sean más suaves, ha sido una de las principales culpables. La transhumancia siempre ha sido fundamental en la producción de miel: mover las polillas a lo largo del territorio para llevar a las abejas allí donde hay floración. Años atrás, con una única floración había suficiente, pero cada vez se tienen que hacer transhumancias más largas, y se tiene que ir más lejos.
Brull: "En la zona de Perelló antes se hacía mucha miel y ahora tenemos que subir algo más arriba, hacia la montaña"
Además de presidente de la Cooperativa Apícola Tarraconense, Jordi Brull es apicultor de tercera generación de la Apícola Brull Casanova, una de las empresas más grandes del pueblo, responsable de la marca Mel de l'Avi Lluís. "Mi abuelo con 200 polillas podía vivir, ahora necesitamos más de 2.000", explica. El culpable es el cambio climático, que hacen que las plantas no hagan paro vegetativo durante el invierno. "Hemos notado que aquí en la zona de Perelló antes se hacía mucha miel y ahora tenemos que subir algo más arriba, hacia la montaña", explica Francesc Brull, copropietario también de la misma empresa. El Apícola Brull Casanova tiene trece trabajadores y dos camiones grandes que permiten mover las polillas por todo el territorio, para producir una media de 100 toneladas de miel al año. "Antes dejabas a las abejas al campo y cuando volvías estaba pleno de miel. Ahora trabajando más, haciendo más kilómetros y moviendo más las abejas conseguimos sacar unas buenas provisiones", asegura.
Las abejas: un insecto amenazado
Aparte de la amenaza del cambio climático, las abejas también sufren agresiones externas que pueden provocar problemas a los apicultores. "Es un animal que no es tan fuerte como nos pensamos. Cada vez tiene más mortalidad, más enfermedades... Las poblaciones no son como antes. Y esto es lo que nos preocupa más", asegura Rafel Muria.
Entre estas amenazas externas hay, por ejemplo, productos fitosanitarios para los árboles y las plantas que no matan a las abejas pero las aturden y les hacen perder el camino de vuelta hacia las polillas. O el ácaro Varroa, un parásito externo que les transmite enfermedades. "Y como que el antibiótico con las abejas de la miel está totalmente prohibido, no las podemos tratar", asegura Francesc Brull. En algunas áreas de producción de miel, una amenaza importante es la avispa asiática: en Perelló, por suerte, este depredador de las abejas de la miel todavía no ha llegado.
Muria, sobre las abejas: "Es un animal que no es tan fuerte como nos pensamos. Cada vez tiene más mortalidad, más enfermedades... Las poblaciones no son como antes"
Otra cuestión que preocupa los apicultores del pueblo es el robo de polillas. Como que las abejas se dejan en campos abiertos cercanos en las zonas de floración, siempre ha habido hurtos, pero el problema se ha agravado en los últimos tiempos. "Son animales que están al campo, que no conocen al amo. Puedes ir a buscarlas y cogerlas", asegura Francesc Brull. El responsable del Apícola Brull Casanova asegura que las ayudas han sido un desencadenante de los robos, porque la administración las da a los apicultores que instalan nuevas polillas.
Otra amenaza: el fraude de la miel
La miel que se produce en Perelló es un producto de proximidad, natural y de alta calidad. Pero en todo el mundo se consume una gran cantidad de miel que se considera adulterada, proveniente, sobre todo, de países como China. El Parlamento Europeo aprobó el marzo del año 2018 una resolución sobre las perspectivas y los desafíos para el sector apícola de la Unión Europea donde definía la miel como "el tercer producto más adulterado del mundo", hecho que provoca "daños graves a los apicultores europeos e implica importantes riesgos para la salud de los consumidores".
"Mucha miel que viene de China viene a unos precios finales que equivalen a nuestro precio de coste. No podemos ser competitivos en esto. Nosotros somos competitivos en hacer un producto de calidad", afirma Rafel Muria. Tanto para reconocer el producto local como para evitar el fraude, los apicultores luchan por un etiquetado de la miel que obligue a detallar el origen de la miel, y que entrará en vigor con una nueva normativa. "No pondrá qué porcentaje es de cada lugar, pero sí los países de origen. Como mínimo pondrá el nombre de China en la etiqueta. Entonces el consumidor que decida qué quiere comprar", reivindica Francesc Brull.
Apuesta por el producto de calidad y la diversificación
A pesar de esta competencia de otros países, desde las empresas de Perelló aseguran que el consumidor valora cada vez más el producto de calidad. "Cada vez la gente se interesa más de lo que pone en las etiquetas y de dónde sale el producto", asegura Jordi Brull. El mercado de Barcelona, por ejemplo, cada vez absorbe más miel de calidad. "Está claro que no podemos competir con grandes industrias envasadoras. Nosotros sabemos que nos tenemos que mantener en una línea de artesanía y calidad. Y la gente sabe que esto tiene un precio", afirma.
El presidente de la Cooperativa Apícola Tarraconense también está convencido de que el futuro del sector al pueblo de Perelló pasa por diversificar el negocio. "Por aprovechar todo el producto de la polilla", asegura. Esto se traduce en comercializar otros productos, como polen o própolis, o en ofrecer otros servicios, como la polinización para los agricultores o la cría de abejas reina.