Cuando pensamos en la comarca del Maresme nos venden al ninguna imágenes de playas, de pueblos marineros, de frutas como las fresas o las cerezas y de la proximidad del mar y la montaña. Ahora, a todos estos elementos quedan plasmados en uno de nuevo: la Esencia del Maresme, un recuerdo olfativo que intenta resumir en un aroma los disparos más característicos de la comarca.
Se trata de una iniciativa con la cual el Consejo Comarcal del Maresme ha querido celebrar su trigésimo aniversario y, en el mismo tiempo, crear un nuevo producto de merchandising para promocionar la comarca.
"La esencia del Maresme quiere contribuir a prolongar los recuerdos de los visitantes a través de las experiencias sensoriales. Nos gustaría que se lleven en casa el aroma del Maresme, que recuerden las buenas experiencias vividas en la comarca y que nos vuelvan a visitar", explica el presidente del Consorcio de Turismo, Joaquim Arnó, que valora que "iniciativas como esta son claves para diversificar todos nuestros atractivos como comarca y abrirlos a lo largo de todo el año al gran público".
Identificar olores para sentirnos bien
La perfumista Sandra Iruela explica que el marketing sensorial "consiste a identificar los valores de empresa, de una tienda o de una marca a través de los olores". Al mismo tiempo, tiene una vertiente más hedonista: "el que busca el marketing sensorial es hacernos sentir bien, apelando a nuestro instinto olfativo, muy primitivo, que hace que identificamos una persona o un lugar con un olor".
El uso de los perfumes y las esencias como elemento de promoción y marketing se ha ido consolidando en los últimos años. "Se trata de hacer que el olfato participe con el resto de los sentidos en la experiencia que tenemos en un espacio", explica el perfumista Jimmy Boyd, creador de la Esencia del Maresme.
Inicialmente, el marketing olfativo se empezó a aplicar a marcas y comercios que querían disponer de un perfume propio que los clientes pudieran identificar sólo entrar a sus tiendas. La marca Abercrombie & Fitch fue una de las pioneras en este ámbito, y hoy en día prácticamente todas las grandes cadenas de ropa y otros comercios, así como establecimientos tipos hoteles, cuentan con su propio perfume.
Boyd cree que en algunos casos se da "un cierto abuso" del uso de perfumes en estos tipos de establecimientos, "porque no se sabe dosificar el olor". Por este perfumista, el secreto radica en la medida y al tener "un olfato físico y mental". "No todo el mundo es capaz de plasmar el olor de un lugar", afirma.
La Esencia del Maresme
Este perfumista tiene larga experiencia diseñando aromas y perfumes identificativos de lugares como San Sebastián y Lleida, Cantabria y de varias ciudades de Alemania y Austria. Para la comarca del Maresme, Boyd ha creado un perfume con los disparos distintivos de la comarca, un territorio bañado por el mar y rodeado de bosques, que destaca por su floricultura y a la agricultura y productos como la fresa.
En palabras de Boyd, la esencia del Maresme es un "acuerdo de notas marinas, florales y afruitades". La rosa y el clavelson protagonistas, pero la pincelada de fresa le da personalidad propia y el toque de vainilla lo acerca también en el Maresme más gurmet. La esencia se ha creado en formato mikados y se empezará a comercializar durante este mes de septiembre. La idea es que cualquier persona se pueda llevar este recuerdo de la comarca y trasladar este Maresme fresco, intenso y aromático a cualquier aposento.
No es la primera iniciativa de este tipo a la comarca del Maresme. El parque tecnológico del TecnoCampus de Mataró cuenta también con su propio perfume diseñado por la perfumista Sandra Iruela con motivo de la inauguración del parque en 2010.
Iruela ha colaborado este año con la Diputación de Barcelona y la ONCE en el desarrollo de unas esencias y perfumes para crear una experiencia olfativa alrededor de la exposición Xilografías, la madera hecha imagen. El auca del taller de los Abadal, siglos XVII-XXI. Estas esencias evocan los oficios que se explican a la exposición, entre las cuales hay la de la aiguader o el cazador. Es otro ejemplo de la aplicación del marketing olfativo o sensorial.
A pesar de que el marketing sensorial se ha ido consolidando y haciendo popular, Iruela cree que todavía no está del todo explotado y que tiene mucho recorrido. "Es un campo muy innovador, que supone un reto a la hora de crear nuevas experiencias", comenta. En este sentido, Iruela explica que esta disciplina se está empezando a incorporar como asignatura dentro de las carreras de marketing, y ella misma da clases de marketing sensorial al TecnoCampus y al Centro de Estudios Farmacéuticos, así como talleres prácticos a su empresa, Sandir.