01
de Octubre
de
2015
Act.
21
de Octubre
de
2015
Ser propietario de una aldea catalana tiene precio: 2 millones de euros. Es el que cuesta un poblado abandonado, de 365 hectáreas, a la comarca del Bages, formado por 12 edificios, algunos de ellos en estado de escombro. En el web de la empresa catalana Aldeas Abandonadas se especifican todas las características, como por ejemplo, que "todas las construcciones del complejo precisan rehabilitación en mayor o menor medida, aunque estructuralmente la gran casa, la vivienda de operarios, el garaje y los silos están en buen estado".
Elvira Fafián es la responsable de gestionar esta y otras sorpresivas propiedades abandonadas en el interior de Cataluña: desde un castillo del siglo XVI en la Alt Empordà con precio negociable, pasando por un conjunto rural en La Garriga valorado en 1,5 millones de euros hasta un poblado abandonado en El Querol, en Tarragona, por 280.000 euros. Y hay más en su web, tanto en el territorio catalán como las provincias gallegas y en la región de Asturias, pero la empresaria confirma que las propiedades más caras son las ubicadas en Cataluña, puesto que la mayoría están formadas por varias edificaciones. Por el contrario, las más asequibles son las que gestionan al norte de España, de donde mucha gente emigró.
"Hubo un tiempo en el cual las aldeas más baratas estaban en Asturias y Galicia, aldeas de dos casetas por sólo 20.000 euros", explica quién es la responsable de esta firma inmobiliaria especializada en propiedades abandonadas. "Quizás empezamos con precios muy bajos pero a los clientes los atraía bastante: eran precios razonables, que los compradores podían tener en efectivo; y a los propietarios estas ventas los iba muy bien porque la mayoría provenían de herencias de las cuales los interesaba deshacerse", explica.
"Cuando empezamos era difícil vender este tipo de aldeas", explica Fafián. Provenían del sector inversor, en el que trabajaban desde 1988, pero hace nuevo años apostaron por el mercado de las aldees y poblados deshabitados. A estas alturas, su web contempla la oferta de 88 propiedades, 18 de las cuales se ubican en Cataluña. El resto, principalmente se reparten en Galicia, con 36 ofertas a Costa da Morte, Ortigueira, Ourense, etc. Además, su negocio también se completa con la venta de casas rurales, pazos (la construcción típica de las tierras gallegas) y casas señoriales, bodegas, fincas y parcelas.
Particulares y empresas, sus compradores
"No vamos en busca de aldeas, sino que es el mismo cliente que nos empieza a conocer, sobre todo en Cataluña, donde ahora sí que es verdad que tenemos muchos pueblos y muchos clientes", argumenta. Un cliente que principalmente es extranjero y que busca alejarse de la vida urbana para volver a respirar el saludable aire del campo cada día. "Muchos de ellos querían darle un cambio a sus vidas, volver al mundo rural, a los orígenes".
A pesar de que también hacen negocio con empresas que escogen un determinado territorio para levantar una fábrica o la sede de su compañía. Por ejemplo, Elvira Fafián pone como ejemplo los miembros de una cooperativa que acaban de adquirir la aldea de Eslada, en la Anoia, para montar su propia empresa.
Papeleo y gestiones con los consistorios
Pero detrás de la compra de una propiedad tan 'especial' hay un montón de gestiones, tal como apunta la responsable de la firma. "Gestionar la venta de una aldea nos trae mucho tiempos, a veces las aldeas hay que venderlos por partes porque no se pueden vender enteras y esto nos trae mucho tiempos", continúa.
"Además, hablamos con los ayuntamientos para conocer qué servicios tendrán", apunta. Es decir, antes de vender le piden en el ayuntamiento saber qué servicios le prestaría. "En el Ayuntamiento le interesa saber qué tipo de negocio harán, si montarán una empresa, si es una persona que tiene niños, etc. Se involucran mucho porque también los interesa que la gente se empadrone y que traiga riqueza a la zona".
A pesar de que no dan cifras de facturación del negocio, la responsable de Aldeas Abandonadas confirma que un equipo de cerca de 40 comerciales trabajan por todo el Estado español recibiendo propuestas y gestionando desde la compra hasta la instalación del nuevo inquilino. Porque no todos quieren el mismo: "Es bastante difícil. Los extranjeros, nuestros clientes potenciales junto con los empresarios catalanes, contactan con nosotros a través de nuestra web y nosotros los pedimos que localidad quieren, para cuando lo quieren, qué dinero tienen disponibles… Igual el comprador conoce Cataluña y busca algo concreta, para montar una empresa, para instalarse con su familia, etc. Y aquí es donde empieza nuestra negociación".
Una gestión que da vida en un pueblo y liquidez al heredero de aquella masía abandonada que siempre has visto en medio del campo.
Elvira Fafián es la responsable de gestionar esta y otras sorpresivas propiedades abandonadas en el interior de Cataluña: desde un castillo del siglo XVI en la Alt Empordà con precio negociable, pasando por un conjunto rural en La Garriga valorado en 1,5 millones de euros hasta un poblado abandonado en El Querol, en Tarragona, por 280.000 euros. Y hay más en su web, tanto en el territorio catalán como las provincias gallegas y en la región de Asturias, pero la empresaria confirma que las propiedades más caras son las ubicadas en Cataluña, puesto que la mayoría están formadas por varias edificaciones. Por el contrario, las más asequibles son las que gestionan al norte de España, de donde mucha gente emigró.
"Hubo un tiempo en el cual las aldeas más baratas estaban en Asturias y Galicia, aldeas de dos casetas por sólo 20.000 euros", explica quién es la responsable de esta firma inmobiliaria especializada en propiedades abandonadas. "Quizás empezamos con precios muy bajos pero a los clientes los atraía bastante: eran precios razonables, que los compradores podían tener en efectivo; y a los propietarios estas ventas los iba muy bien porque la mayoría provenían de herencias de las cuales los interesaba deshacerse", explica.
"Cuando empezamos era difícil vender este tipo de aldeas", explica Fafián. Provenían del sector inversor, en el que trabajaban desde 1988, pero hace nuevo años apostaron por el mercado de las aldees y poblados deshabitados. A estas alturas, su web contempla la oferta de 88 propiedades, 18 de las cuales se ubican en Cataluña. El resto, principalmente se reparten en Galicia, con 36 ofertas a Costa da Morte, Ortigueira, Ourense, etc. Además, su negocio también se completa con la venta de casas rurales, pazos (la construcción típica de las tierras gallegas) y casas señoriales, bodegas, fincas y parcelas.
Particulares y empresas, sus compradores
"No vamos en busca de aldeas, sino que es el mismo cliente que nos empieza a conocer, sobre todo en Cataluña, donde ahora sí que es verdad que tenemos muchos pueblos y muchos clientes", argumenta. Un cliente que principalmente es extranjero y que busca alejarse de la vida urbana para volver a respirar el saludable aire del campo cada día. "Muchos de ellos querían darle un cambio a sus vidas, volver al mundo rural, a los orígenes".
A pesar de que también hacen negocio con empresas que escogen un determinado territorio para levantar una fábrica o la sede de su compañía. Por ejemplo, Elvira Fafián pone como ejemplo los miembros de una cooperativa que acaban de adquirir la aldea de Eslada, en la Anoia, para montar su propia empresa.
Papeleo y gestiones con los consistorios
Pero detrás de la compra de una propiedad tan 'especial' hay un montón de gestiones, tal como apunta la responsable de la firma. "Gestionar la venta de una aldea nos trae mucho tiempos, a veces las aldeas hay que venderlos por partes porque no se pueden vender enteras y esto nos trae mucho tiempos", continúa.
"Además, hablamos con los ayuntamientos para conocer qué servicios tendrán", apunta. Es decir, antes de vender le piden en el ayuntamiento saber qué servicios le prestaría. "En el Ayuntamiento le interesa saber qué tipo de negocio harán, si montarán una empresa, si es una persona que tiene niños, etc. Se involucran mucho porque también los interesa que la gente se empadrone y que traiga riqueza a la zona".
A pesar de que no dan cifras de facturación del negocio, la responsable de Aldeas Abandonadas confirma que un equipo de cerca de 40 comerciales trabajan por todo el Estado español recibiendo propuestas y gestionando desde la compra hasta la instalación del nuevo inquilino. Porque no todos quieren el mismo: "Es bastante difícil. Los extranjeros, nuestros clientes potenciales junto con los empresarios catalanes, contactan con nosotros a través de nuestra web y nosotros los pedimos que localidad quieren, para cuando lo quieren, qué dinero tienen disponibles… Igual el comprador conoce Cataluña y busca algo concreta, para montar una empresa, para instalarse con su familia, etc. Y aquí es donde empieza nuestra negociación".
Una gestión que da vida en un pueblo y liquidez al heredero de aquella masía abandonada que siempre has visto en medio del campo.