La industria europea del turismo ve con preocupación "la seguridad a las calles" y la gentrificación en Barcelona. El representante del lobby turístico en Bruselas, Tim Fairhurst, asegura que la ciudad condal es segura, pero avisa que los robos son un "problema" creciente a la ciudad por algunas "historias negativas" que han circulado en las redes y medios. Fairhurst alerta que la capital catalana es, de alguna manera, "víctima de su propio éxito" desde los Juegos del 92 y defiende que hay que gestionarla de forma "más estratégica" para mitigar el impacto negativo del turismo mientras se mantienen "los aspectos positivos para la economía".
Desde la Asociación del Turismo Europeo avisan que la gentrificación también puede comportar la pérdida de visitantes. "La calidad de la experiencia importa", defiende Fairhurst, asegurando que el sector ya está mirando de dar salida a los turistas en otros barrios de la ciudad. Así, apuesta para "repartir a la gente en varias áreas geográficas" y que el Ayuntamiento refuerce los "mecanismos de control" sobre la tipología de tiendas y servicios que tiene que tener una ciudad.
Turismofobia
El alta concentración de turistas en barrios del centro de la ciudad como el Gótico o la Barceloneta ha generado un sentimiento de rechazo entre los vecinos hacia los visitantes extranjeros. En este sentido, el lobby del turismo cree que "no se tiene que satanizar los turistas y convertirlos en 'ellos'".
"El turismo tendría que promover el entendimiento mutuo", defiende. Por eso, Fairhurst apuesta para implicar la comunidad local y entender bien cuál es la raíz de los malestares en una ciudad.
Pisos turísticos
La Asociación Europea del Turismo, donde representan operadores hoteleros de todo el continente, señala el aumento de los pisos turísticos como una de las causas principales de esta "preocupación" ciudadana.
Fairhurst critica que el auge de la economía colaborativa con plataformas como Airbnb "está generando disrupciones y dificultades" a las ciudades. En este sentido, alerta que el incremento de los precios del alquiler por el número más grande de apartamentos turísticos puede "dañar la mezcla social urbana" en Barcelona.
"La velocidad de estos cambios ha generado muchas preocupaciones y la industria tiene mucho interés en qué esto se solucione", reclama. Por eso, reivindican más políticas municipales que gestionen esta problemática. "Tiene que ser resuelta por las autoridades locales, que son quienes tienen capacidad reguladora", concluye.
Contaminación turística
Las repercusiones climáticas del sector turístico, especialmente el de los cruceros en Barcelona, es un factor de preocupación creciente entre los barceloneses. Un estudio de la federación de ONGs ecologistas Transporte & Environment reveló hace pocos meses que Barcelona es la ciudad europea más contaminada por los cruceros, seguida de Palma de Mallorca y Venecia.
"Todos tenemos el deber de mitigar los impactos negativos que tiene el turismo, incluyendo los medioambientales", reconocen desde la industria, que reclaman pero políticas "basadas en evidencias".
Así, protestan que, por ejemplo, los vehículos turísticos contaminan menos que los privados, pero que su apariencia, como es el caso de los grandes buses que pasean visitantes por las calles, los hace "más visibles".
No hay un modelo único
Preguntado sobre qué ciudades europeas pueden ser un modelo turístico a seguir por Barcelona, Fairhurst afirma que, si bien no hay un modelo "único", sí que hay buenas prácticas que se pueden copiar.
Por ejemplo, explica que en Amsterdam se entrevistó los residentes para entender el que es positivo y negativo de sus experiencias con los turistas. También destaca la capacidad de este consistorio holandés para frenar la gentrificación regulando el tipo de negocios que un local puede hacer en función de las necesidades del barrio en cuestión.
Impacto del 1-O
El representante de la industria del turismo asegura que para los viajeros el conflicto entre Cataluña y España "el 1 de octubre sólo se convierte en un problema" si "hay imágenes de disturbios a la calle a la televisión", pero cree que no los importa qué sea la causa.
Si bien considera que Barcelona es "una ciudad acogedora y segura", Fairhurst alerta que hay que vigilar como se da respuesta "a ciertos problemas porque se difunden muy rápidamente en todo el mundo a través de la prensa". "Como destino turístico hay que vigilar como nos ve el resto del mundo", avisa.