Las casas de turismo rural de la Catalunya Central podrían colgar el cartel de completo este verano. Las reservas, la mayoría hechas estos últimos días, hacen que en algunas zonas ya empiecen a rondar el pleno, especialmente en agosto. La gran diferencia, sin embargo, es que este año y a raíz del coronavirus, el cliente principal es ahora el de proximidad, con un predominio del procedente del área metropolitana, y que se decanta para hacer estancias más largas.
"Buscan el contacto con la natura después de estar cansados de haberse pasado tantos días encerrados en la ciudad", justifica Oriol Baños, presidente de la Associació d'Agroturisme del Berguedà. En esta comarca, la ocupación ronda el 80% en agosto. El julio está por debajo, pero la tendencia de los últimos días es al alza. "Ya de por sí el agosto se acostumbra a llenar, pero los números de julio están por encima de lo habitual, especialmente entre semana", explica el presidente de la entidad.
La covid-19 ha comportado que muchos catalanes opten por este turismo de proximidad. Es el caso de Aitor Álvarez, residente en Barcelona, y que esta semana está con tres familias más pasando San Juan en una casa de turismo rural de Casserres. Reservaron hace un mes y medio, confiando en que la desescalada evolucionara favorablemente y se pudieran desplazar. "Aquí los niños pueden jugar, el entorno es privilegiado y hemos podido hacer teletrabajo durante la semana", explica. También Albert Guash, que hace estancia con ellos, subraya cómo necesitaban la "naturaleza" después de tantos días encerrados.
Por su parte, Pilar Bielsa, presidenta de la Associació de Turisme Rural El Solsonès, explica que "pinta bien el verano, pero venimos de una situación catastrófica". Comparte que el agosto está "bastante lleno" y que ahora se están despertando las reservas en julio, cuando está previsto que abran la mayoría de las casas. Sin embargo, todavía quedan alojamientos libres. "Muchos han optado por la prudencia y esperar que no hubiera limitaciones de movilidad para reservar", dice, resaltando, también, el claro predominio del cliente catalán.
Casas enteras o habituaciones
A estas alturas, según las casas de turismo rural hay más tendencia a querer reservar las masías enteras en vez de habitaciones, a pesar de que, destacan, se garantiza la separación entre unos y otros, así como la desinfección. Es el caso, por ejemplo, de la Torre d'en Bofill, en Cardona. Con cinco habitaciones y, a pesar de que ya descartaban alquilarlas todas a la vez, su propietaria explica que algunos clientes fijos les han comentado "que no les hace demasiada gracia venir por el riesgo de contagio". De momento tienen reservas para el verano, especialmente para los fines de semana, y confían "en el cliente de última hora".
Desde la Federació d'AgroTurisme de les Comarques de l'Interior de Catalunya, su presidente, Josep Maria Solé, comparte que hay tendencia a querer alquilar casas enteras. "No quieren compartir espacio con nadie, les da seguridad", opina.
El Alta Anoia "se anima"
En el caso del Alta Anoia, Ramon Bosch, presidente de la Associació per al desenvolupament de l'Alta Anoia destaca que después de darlo "todo por perdido", cuando tuvieron que cerrar, ahora parece que la situación empieza a "animarse". A estas alturas, explica, ya se han empezado a activar las reservas en julio y, especialmente, en agosto. En cuanto al perfil, son clientes que proceden también mayoritariamente del área metropolitana que, con familia y amigos, buscan "un lugar tranquilo". También en Osona las perspectivas del turismo rural son buenas y confían en poder lograr una exitosa campaña este verano.