Durante este confinamiento intermitente al que nos ha obligado la pandemia del coronavirus se ha disparado extraordinariamente el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y, como dice Anna Navarro Descals en su entrevista en VIA Empresa, es un buen momento para invertir en Amazon, Netflix o Zoom.
Sin embargo, todo esto también ha puesto un dedo en la llaga en las desigualdades y el diferente nivel de facilidad o dificultad de relación de las personas con la tecnología, la llamada brecha digital.
Cuando se habla de brecha digital, normalmente se hace hincapié en las desigualdades por déficit de acceso a la tecnología por causas económicas o de déficit de infraestructuras. Esta brecha digital es muy importante y seguramente la principal, pero no nos olvidemos que, sobre todo en la sociedad occidental, la brecha digital son tres brechas.
Además del acceso a ordenador y wifi, la segunda brecha es la generacional; aunque tengan recursos económicos, cierta franja de la población digamos, sénior, va a tener y tiene dificultades.
"La pandemia ha puesto un dedo en la llaga en las desigualdades y el diferente nivel de facilidad o dificultad de relación de las personas con la tecnología"
Y la población joven y con recursos tampoco está a salvo. Aunque los miembros de la generación Z sean hábiles jugando al Fortnite y transmitiéndolo en streaming por Twitch o subiendo stories a Instagram o Tik Tok, no es evidente ni automático que sean capaces de utilizarlo para fines sociales, políticos, culturales o económicos en el mundo “real”, es decir, fuera de la red.
Como ciudadano y como lector, me gustaría que nuestros políticos y medios de comunicación hablaran más de la brecha digital y, cuando lo hicieran, hablaran también de la segunda y tercera.
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