14
de Septiembre
de
2016
Act.
14
de Septiembre
de
2016
Quién ha pasado 14 horas luchando contra la congelación en Groenlandia, tiene potestad para hablar de supervivencia. Carlos Vico es un valiente y un superviviente, ambas características a la vez. Valiendo porque después del fracaso de su empresa familiar dedicada al vidrio aluminio, montó una escuela de supervivencia para educar en situaciones extremas los otros. Superviviente porque experiencias como la de Groenlandia, que casi lo trajeron a la muerte, lo han animado a seguir experimentando y ahora ni el desierto se le resiste. En este caso, de la mano de empresarios que quieren vivir de cerca el riesgo para cambiar su vida. "La empresa es como una jungla, funciona igual. No existe la paz", avanza convencido.
La gesta de Vico empezó como una manera de olvidar los dolores de cabeza que le daba su empresa, a punto de irse a pique. Primero, suele en la montaña y después, acompañado de un grupo de amigos vio que podía haber negocio. Y es como creó Survival Xtreme. "Han pasado cerca de 700 alumnos por la escuela, entre bomberos, militares, policías, etc. y llegó un punto en que un empresario vino, vio qué hago y me dijo que esto en el mundo de la empresa sería alucinante", asegura Vico.
A su empresa, que gestiona individualmente pero que cuenta con colaboradores siempre que lo necesita, "diseñamos situaciones muy complicadas para ver como actúan las personas. Por ejemplo, a pesar de que cada proyecto es un vestido a medida, se puede simular un secuestro y poner una persona al límite. Puede ser una persona que se mueve muy bien, que es una gran relaciones públicas, cuando llega al límite, esta capa le desaparece".
Un viaje experiencial buscando agua
De este modo ha surgido Management Xtreme, el nuevo proyecto en que está animado y que implica llevarse, allá donde sea, empresarios que quieran vivir situaciones límite. Es el que ha hecho con algún empresario, para quién uno desasosegando paseo por la arena del desierto marroquí de Erg Chebbi fue suficiente para cambiar su comportamiento hacia los otros, familiares y empleados, gracias al aprendizaje de ser empático. "Él va solo y yo lo sigo a una distancia prudencial detrás suyo (a 500 metros o un kilómetro) y vamos conectados con un walkie. Si tiene problemas, me llama. Si no, va solo porque me interesa que vaya solo, que piense", explica Vico.
A pesar de que se reserva las cifras de facturación, Vico asegura que la empresa le funciona "mucho mejor" del que esperaba cuando activó esta aventura empresarial, nunca mejor dedo. Ahora diseña desde una experiencia en las Maldivas hasta otra más modesta en la montaña de Montserrat porque en cualquier lugar encuentra como plantear retos en sus clientes.
"El que enseñas a la gente es que el hecho de saber cosas es más problemático que no saberlas. Hay gente que ha aprendido a hacer las cosas a Esade, por ejemplo, y no sabe cambiar el chip. Yo, que trabajo en niños pequeños, veo que es brutal la capacidad creativa que tienen y es un hecho importante porque vivimos en una época en que las empresas han tenido que adaptarse al medio a un ritmo espectacular. Y si estás en uno en torno a confort, es muy fácil, pero cuando estás en un desierto, tienes que hacer autogestión", declara con convencimiento.
La gesta de Vico empezó como una manera de olvidar los dolores de cabeza que le daba su empresa, a punto de irse a pique. Primero, suele en la montaña y después, acompañado de un grupo de amigos vio que podía haber negocio. Y es como creó Survival Xtreme. "Han pasado cerca de 700 alumnos por la escuela, entre bomberos, militares, policías, etc. y llegó un punto en que un empresario vino, vio qué hago y me dijo que esto en el mundo de la empresa sería alucinante", asegura Vico.
A su empresa, que gestiona individualmente pero que cuenta con colaboradores siempre que lo necesita, "diseñamos situaciones muy complicadas para ver como actúan las personas. Por ejemplo, a pesar de que cada proyecto es un vestido a medida, se puede simular un secuestro y poner una persona al límite. Puede ser una persona que se mueve muy bien, que es una gran relaciones públicas, cuando llega al límite, esta capa le desaparece".
Un viaje experiencial buscando agua
De este modo ha surgido Management Xtreme, el nuevo proyecto en que está animado y que implica llevarse, allá donde sea, empresarios que quieran vivir situaciones límite. Es el que ha hecho con algún empresario, para quién uno desasosegando paseo por la arena del desierto marroquí de Erg Chebbi fue suficiente para cambiar su comportamiento hacia los otros, familiares y empleados, gracias al aprendizaje de ser empático. "Él va solo y yo lo sigo a una distancia prudencial detrás suyo (a 500 metros o un kilómetro) y vamos conectados con un walkie. Si tiene problemas, me llama. Si no, va solo porque me interesa que vaya solo, que piense", explica Vico.
A pesar de que se reserva las cifras de facturación, Vico asegura que la empresa le funciona "mucho mejor" del que esperaba cuando activó esta aventura empresarial, nunca mejor dedo. Ahora diseña desde una experiencia en las Maldivas hasta otra más modesta en la montaña de Montserrat porque en cualquier lugar encuentra como plantear retos en sus clientes.
"El que enseñas a la gente es que el hecho de saber cosas es más problemático que no saberlas. Hay gente que ha aprendido a hacer las cosas a Esade, por ejemplo, y no sabe cambiar el chip. Yo, que trabajo en niños pequeños, veo que es brutal la capacidad creativa que tienen y es un hecho importante porque vivimos en una época en que las empresas han tenido que adaptarse al medio a un ritmo espectacular. Y si estás en uno en torno a confort, es muy fácil, pero cuando estás en un desierto, tienes que hacer autogestión", declara con convencimiento.