• Una cervesera artesana mucho "gamberra"

Una cervesera artesana mucho "gamberra"

Barcelona Beer Company apuesta por la apertura del bar TapRoom para consolidar su presencia en un mercado emergente y promover un consumo de calidad

    El bar TapRoom en la calle Muntaner es su última apuesta
    El bar TapRoom en la calle Muntaner es su última apuesta
    03 de Agosto de 2016
    La cerveza artesana está de moda y Barcelona quiere aprovechar el momento para hacerse un lugar como uno de los puntos idílicos por los amantes de esta tradicional bebida. Y todo esto es gracias al alud de microempresas que han ido saliendo en los últimos años. Nuevas marcas que han traído aire fresco, innovación, creatividad y, sobre todo, mucha marcha, como es el caso de la Barcelona Beer Company.

    Oriol Renart, en Carles Vilaseca y en David Ferrer son los tres impulsores de la cervesera, situada en el Poblenou de Barcelona, que empezó a elaborar su primera receta hace cerca de tres años. "La idea surgió un día que fuimos a tomarnos una cerveza, vimos que aquello era cerveza de verdad, no el alcohol que habíamos tomado hasta ahora, y decidimos que queríamos tener nuestra fábrica", recuerda Renart, quien añade con cierto punto de diversión que todo va ser "una aventura".

    "Cada cual hacía una cosa diferente. En David arreglaba barcos, en Carles era trader financiero y yo era consultor y profesor de Esade", señala. Pero querer es poder y en este tiempo lo han podido demostrar con cervezas "gamberres" cómo Los Cerdos Voladoras, la más conocida y vendida.

    Cervezas con personalidad
    Uno de los elementos que da valor añadido al producto de Barcelona Beer Company es la agua de manantial que utilizan. Proviene de la Fuente de Regàs, propiedad de Vichy Catalán, de donde se considera que sale el agua más pura de Europa. "Tenemos un acuerdo con Vichy", explica el CEO y cofundador, "nos dejan el agua a un precio asequible y a partir de aquí elaboramos las cervezas".

    Además de tener este ingrediente estrella, cada una de las cervezas que han elaborado tiene unos aromas, notas al paladar y diseños exclusivos. Las etiquetas han sido creadas por profesionales de la talla de Alex Trochut o los Brosmind, los que Renart describe como "Messi y el Neymar del diseño", respectivamente. "Todo va surgir después de ver un reportaje de Alex Trochut, quien trabaja sólo por grandes marcas como Pepsi y que está haciendo cosas como los discos por Kate Perry", explica para poner en contexto, "soy muy obsesivo y decidí que quería que él haz el diseño de nuestra primera cerveza, así que mefui a Nueva York y me presenté a su estudio para intentar convencerlo".



    Todo ello es una estrategia para "dar un poco de salsa a las marcas, para conseguir ser algo más efectivos a escala de marketing", apunta. Esto y, por supuesto, la fuerte apuesta que hacen por las redes sociales, un lugar más donde dar a conocer al cliente potencial la personalidad de cada una de las cervezas.

    Escuchar y sorprender el cliente
    Cinco de estas cervezas que han creado se embotellan y se distribuyen en supermercados y tiendas delicatessen, mientras que las otras cinco se venden sólo a los bares y al local que han abierto a principios de este verano al Ensanche, el TapRoom. Entre ellas destaca la que denominan Miss Hope, ganadora del tercer premio al Campeonato Nacional de Cervezas a la categoría Ipas, y la Piquenbauer , un homenaje al jugador de fútbol Gerard Piqué.

    Las cinco cervezas de barril son el resultado de la puesta en marcha del Beer Lab. Se crean, se dejan fermentar y van directamente desde el tanque de maduración hasta el tirador del bar. "Su primera función del laboratorio es nutrir el bar, pero también nos sirve de banco de pruebas. Hagamos nuevas fórmulas, las ponen a la venta y escuchamos qué dice el consumidor, si le gusta o no, para poder hacer cambios", justifica Renat.

        
    Al local se sirven las cervezas directamente de barril. Cedida

    De hecho, la creación de un "espacio-laboratorio" es cada vez una práctica más habitual; Moritz es una de las grandes marcas que recientemente seha sumado. Según el CEO, es debido a la "inquietud, creatividad y al deseo de experimentar de los cervesers", y también a la necesidad de sacar periódicamente novedades a un mercado donde el cliente cada vez es más exigente.

    Centrados en el mercado local e internacional
    Barcelona Beer Company se vende, sobre todo, en el extranjero. La exportación representa cerca del 70% de la facturación, y el país más destacado de entre los 16 donde se comercializa es Corea del Sur. "Es curioso pero es así", comenta con diversión, "vender afuera depende mucho quién tengas en el otro país y en nuestro caso tenemos en Simon, que es un profesional fantástico especializado en la venta de vinos y que se enamoró de nuestra cerveza y la incluyó a su portafoli". Excluyendo la anécdota de Corea, Dinamarca y el Reino Unido son los otros puntos clave.

    Y del ámbito geográfico más amplio, sevan hacia localizaciones más pequeñas. Cataluña en si no es un mercado que contemplen, sino que afirma que centrados a vender en Barcelona y cercanías: "Nos encontramos que cuesta mucho vender en Madrid, todo el que sea de Barcelona afuera no tiene la aceptación que todos querríamos. Y en el caso de Cataluña, cada ciudad tiene sus cervezas y, como es normal, se apuesta por el producto local".

    Uno de los principales problemas con los cuales se topa una cervesera para crecer rae en la fuerte competencia y la guerra que se ha creado. "Todos los bares están sobornados por las grandes marcas. Antes de abrir uno, ya hay alguien de una compañía grande que te ofrece dinero para poner en marcha el negocio y servir sólo su cerveza", critica Renart, una situación que, insiste, "bordea la ilegalidad" y a la vez "bloquea la participación de cualquier otra cerveza al mercado".

    En este sentido, alaba la vitalidad del sector en el Reino Unido, donde afirma que por ley un 20% de la cerveza tiene que ser "de calidad y no industrial".

    Una evolución natural
    Por Renart, el auge de la cerveza artesana es una evolución natural: "Estamos viviendo el mismo que vivió los Estados Unidos hace 20 años, cuando nohabía artesanas". Y es también, repite hasta dos y tres veces, "una revolución impulsada por el consumidor", un consumidor que busca ser sorprendido. "Es cómo si toda la vida hubiéramos bebido vino Don Simon y de repente trajeran un Penedès, estarían inquieto y querrías probar más", toma como ejemplo.

    Aún así, considera que la revolución en Cataluña apenas ha empezado. Sus estimaciones son "de las más optimistas del sector", afirma, porque sitúa en un 0,25% la cuota de mercado de la cerveza artesana. Una cifra que compara con el actual 20% de los EE.UU., el 7% de los países nórdicos o el 5% de Italia. "Pero es una evolución que seguirá, porque no puede ser que en un restaurante tengas 20 tipo de vinos y de cervezas sólo una y sea mala", insiste.

    Por eso cree que España irá a remolque y que no tardará a seguir las pasas de las microcerveseries catalanas. "Barcelona es líder en Cataluña y Cataluña lo está en España, como siempre pasa, que todo empieza aquí. No teníamos tradición con la cerveza y hemos tenido que aprender muchísimo, pero hemos hecho muy bien los deberes en los últimos 5 años. En España irán más rápidamente porque chuparán nuestra experiencia, pero nosotros iremos siempre un paso por delante", argumenta.

    La ilusión de seguir creciente
    De la pequeña fábrica que tienen ahora salen 300.000 litros anuales de cerveza, pero la idea es multiplicar por cuatro esta cifra con una nueva planta el próximo año. Necesitamos un millón de euros para hacerlo y confían a obtenerlos con la venta de la fábrica actual, una aportación de los accionistas y un préstamo bancario.

        
    Carles Vilaseca, Oriol Renart y David Ferrer (el maestro cerveser). Cedida

    La ambición para crecerestá, comoestaba cuando se embarcaron en la emprendeduría con una inversión de medio millón de euros de capital propio y toda la ilusión del mundo para "crear una cerveza buena de verdad". Un proyecto que ya cuenta con 13 trabajadores entre la fábrica y el bar, y que este 2015 facturó 400.000 euros y que, según las previsiones, se ensartará hasta los 600.000 euros al cierre de este año.