Bioeconomía: la transformación al alcance que impulsa a Catalunya al liderazgo

Convertirse en punteros en la consolidación de la bioeconomía impulsaría a Catalunya a un liderazgo que garantizaría la proyección industrial por décadas

La bioeconomía busca generar valor económico a partir de recursos biológicos renovables | iStock La bioeconomía busca generar valor económico a partir de recursos biológicos renovables | iStock

Bioeconomía es industrialización. El concepto puede parecer simple, pero su impacto sobre cualquier actividad productiva es inmenso. La bioeconomía es la generación de valor económico a partir de recursos biológicos renovables, a través de la producción de alimentos, materiales, energía y otros productos y servicios. Este sector incluye áreas tan diversas como la agricultura, la silvicultura, la biotecnología o la bioenergía, pero también tiene implicaciones en todos los ámbitos económicos.

Todas las empresas se encuentran inmersas en la carrera para ser más sostenibles, y esto comporta buscar nuevas fuentes renovables de materias primas y de energía, además de cambios en sus procesos productivos y en la gestión de los subproductos y residuos. La bioeconomía, por lo tanto, es transversal.

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Esta necesidad explica las enormes previsiones de crecimiento. Según un informe reciente del Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario (CREDA-UPC-IRTA), la bioeconomía supuso una producción de 69.797 millones de euros y un Valor Añadido Bruto (VAB) de 23.244 millones de euros corrientes en Catalunya en 2021. Estas estadísticas suponen un 15,6% de toda la producción y un 9,5% del total del PIB, respectivamente.

En relación con la ocupación, los ámbitos considerados generaron unos 625.000 puestos de trabajo vinculados a la bioeconomía, dato que representa el 17,2% del mercado laboral. Sin embargo, la contribución a estas cifras de las actividades con mayor potencial transformador (como por ejemplo la valorización de subproductos y residuos o el aprovechamiento sostenible de recursos orgánicos renovables) es todavía muy pequeña.

Convertirse en punteros en la consolidación de la bioeconomía impulsaría a Catalunya a un liderazgo que garantizaría la proyección industrial por décadas

Y es precisamente en estas actividades todavía minoritarias donde se encuentran las grandes oportunidades. En tiempos de incertidumbres globales, económicas y políticas, los datos demuestran que convertirse en punteros en la consolidación de la bioeconomía impulsaría el país a un liderazgo que garantizaría la proyección industrial por décadas y el bienestar de sus ciudadanos. Además, construir una industria competitiva sobre la base de recursos orgánicos locales refuerza la autonomía estratégica del país, y contribuye significativamente a su reequilibrio territorial.

Capital humano especializado como camino al liderazgo

Col·lecció in vitro de planta de patata transgènica i varietats originals | iStock
Colección in vitro de planta de patata transgénica y variedades originales | iStock

Aprovechar estas oportunidades, sin embargo, requiere enfrentar un conjunto de retos significativos. Entre estos, la disponibilidad de capital humano especializado es y será uno de los más importantes. Las oportunidades laborales en la bioeconomía son variadas y van desde la investigación científica hasta la gestión empresarial. Los profesionales formados en bioeconomía son necesarios en casi todos los ámbitos, pero cada uno con requisitos específicos.

En el sector agrícola y alimentario se necesitan conocimientos en ciencias agrarias y biotecnología alimentaria, así como habilidades en investigación y desarrollo, producción sostenible y gestión agrícola. En la gestión de subproductos de la industria alimentaria se buscan tecnólogos de alimentos, químicos, biólogos y expertos en ingeniería de varias especialidades (industriales, agrónomos, químicos, etc.), con capacidad para desarrollar, validar y escalar soluciones innovadoras en entornos industriales.

Catalunya tiene un gran déficit de profesionales de la extracción de materiales y su transformación

En cambio, en el sector de la bioenergía se requiere formación en ingeniería química, bioquímica y energía renovable, además de competencias en tecnologías y conocimiento de políticas energéticas. En este campo faltan operarios especialistas en plantas de biogás y otros tipos de bioenergía. En la explotación de los recursos forestales (una de las áreas con mayor potencial de crecimiento), Catalunya tiene un gran déficit de profesionales de la extracción de materiales y su transformación, así como de operarios especializados en la construcción con madera y otros materiales de origen renovable.

Las biorefinerías (un concepto muy transversal aplicable a la obtención de materiales para varios sectores, en el cual la Comisión Europea aprecia que se crearán un millón de puestos de trabajo hasta el 2030) requieren de ingenieros y operarios especializados. La industria química y de los materiales, por definición, y como proveedora de materias primas para el resto de industrias, será una de las que experimente mayores transformaciones en los próximos años.

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Finalmente, la consultoría y el asesoramiento necesitan conocimientos en economía verde, gestión empresarial y sostenibilidad, con capacidades analíticas, de innovación social y de comunicación. En todos los sectores son esenciales las habilidades como la gestión de proyectos, la innovación y el trabajo en equipos multidisciplinarios, puesto que el desarrollo de la bioeconomía está mayoritariamente fundamentado en la creación de nuevas cadenas de valor trans-sectoriales y que, por lo tanto, necesitan un enfoque de la formación y las carreras profesionales diferente de los tradicionales.

Catalunya como referente en bioeconomía: compromiso de futuro

Barcelona, cinquè 'hub' més gran de startups a la UE el 2024, segons un estudi| iStock
Barcelona, quinto 'hub' más grande de startups en la UE en 2024, según un estudio| iStock

La industria catalana está idealmente preparada para tener un rol principal en la eclosión de la bioeconomía como motor económico mundial. El gasto en innovación al sector industrial catalán fue de 2.812 millones de euros (datos del 2022), cosa que supone el 52% del gasto realizado por el conjunto de empresas que tienen actividad innovadora en Catalunya, muy por encima del peso que tiene la industria en términos de VAB. Esta cantidad supone el 1,80% del volumen de negocio total del sector, por encima de la cifra para el total de la economía (1,34%). Cabe recordar que la UE denomina a Catalunya como strong innovator y, de acuerdo con los datos públicos al alcance, el PIB catalán creció el 2,6% en 2023, por encima de niveles europeos, con un sector industrial que fue el principal responsable de este crecimiento.

Pero más allá de las cifras frías, es importante subrayar que las empresas que emprenden este camino tienen todo el apoyo tanto del tejido de investigación como de la administración. Desde el BioHubCat, el hub de la bioeconomía de Catalunya, enlazamos a los innovadores con los servicios que necesitan para dar el siguiente paso, con la vocación de ser la ventanilla única que permita a los empresarios encontrar la respuesta en las dificultades técnicas, tecnológicas, normativas, estratégicas o de financiación, entre otros. Al mismo tiempo, coordinamos la acción de las varias administraciones para crear las condiciones idóneas para la implantación de bioindustrias.

La transformación verde de la industria y los servicios (y la bioeconomia en general) son sinónimo de innovación, y la innovación es riesgo

No todo nos saldrá bien. La transformación verde de la industria y los servicios (y la bioeconomía en general) son sinónimo de innovación, y la innovación es riesgo. En todos los países desarrollados, incluso en aquellos ecosistemas que son líderes, es habitual leer noticias de empresas referentes en este campo (con potencial realmente transformador) que, por razones diversas, tienen que cerrar. No somos ni seremos ajenos a esta realidad. Por lo tanto, tenemos que ser conscientes de que nuestra tarea consiste fundamentalmente en reducir el riesgo de las empresas innovadoras y en hacer posible que desarrollen y experimenten rápidamente, pero nuestras propias iniciativas tienen que ser coherentes con esta mentalidad.

La sostenibilidad es y será (cada vez más) rentable. Si miramos unos años adelante nos parecerá inaceptable que un producto se elabore con recursos fósiles, tanto como por ejemplo nos cuesta creer que se permitiera fumar dentro de un establecimiento comercial. Los ritmos y las imposiciones normativas pueden ser discutibles, pero no es una cuestión de fondo, sino de calendario. La transformación es una realidad, y hace falta que decidimos qué papel queremos jugar. En Catalunya tenemos ingredientes que nos sitúan en una buena posición de partida, pero hay que arreciar el compromiso para hacer todo aquello que haga falta para capitalizar la oportunidad.

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Tener, explicar y compartir experiencias de éxito y referentes, encontrar la ensambladura normativa de los proyectos, crear áreas especializadas que sean polos de innovación, alinear la capacidad industrial y tecnológica, crear un plantel de jóvenes profesionales, y tener una sociedad que apoya y valora esta transformación, son solo algunos ejemplos de los retos que tenemos que saber afrontar. Por lo tanto, si somos capaces de consolidar un ecosistema robusto que integre la innovación, el talento y el apoyo institucional, Catalunya puede liderar la transición práctica hacia una economía más verde y sostenible. Es momento de aprovechar este contexto único y apostar decididamente por la bioeconomía como motor de futuro y bienestar.

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