La escena es habitual. Un turista entra a un restaurante y no se entiende con el camarero que, obviamente, no habla japonés. Así, ir de viaje y acabar optando para comer una pizza para no arriesgarse a la hora de probar la comida autóctona es una práctica tristemente normal. Pero esto se ha acabado. Así mismo, el temor de comer gluten o ingerir cacahuetes si se es alérgico a los frutos secos en un país extranjero está a punto de desaparecer. Dos emprendedoras dispuestas a comerse el mundo impulsan Check Eat, una aplicación que traduce las cartas de los restaurantes a ocho idiomas diferentes.
Check Eat es una plataforma que digitaliza y traduce la oferta gastronómica de cualquier establecimiento de restauración. De este modo, todos los visitantes de un restaurante, acontecimiento con càtering, bar u hotel pueden ver la carta o el menú en su idioma y su moneda. Además, el usuario también podrá conocer otras informaciones de los platos ofrecidos: los celiacos podrán detectar y comer sin miedo platos en el extranjero con la seguridad que no traen gluten, o los partidarios de la comida kosher o halal podrán comer sin sufrir si se desvían de su dieta.
"La traducción es automática pero no es robótica" puntualiza Flor Somaschini, co-fundadora, junto con Montse Camprubí, de esta start-up incubada en Barcelona Activa. La plataforma cuenta con una base de datos muy grande sobre ingredientes de todo el mundo, "pero en caso de que haya alguno que no está incluido, nuestros traductores ponen remedio", indica Somaschini. Actualmente las cartas las traducen al alemán, inglés, francés, italiano, catalán, castellano, ruso y japonés, pero "próximamente incorporaremos el chino, el coreano y el árabe", añade la emprendedora.
La compañía empezó a andar hacia finales del 2015 y en estos pocos meses de vida, Camprubí y Somaschini están muy contentas de la aceptación que está teniendo Chcek Eat: "Es muy fácil de usar y los restaurantes lo ven porque ahorra unos procesos que normalmente son muy complicados".
"Con este servicio ponemos las cosas fáciles a los restaurantes, bares y otros negocios de restauración porque puedan hacer el salto al mundo digital sin preocuparse por las especificidades técnicas", dice Somaschini. "La experiencia de los establecimientos que ya usan nuestro servicio demuestra que a los clientes los encanta poder ver el menú a su móvil, consultarlo en el idioma que prefieran, acceder a información adicional que a menudo no hacia la carta impresa, como los ingredientes, alérgenas, proceso de cocción o prácticas alimentarias", añade.
El cliente cuando llega al restaurante puede acceder a la carta traducida mediante el papel tradicional o también a través de un QR, escaneando el código que los llevará a la carta en linea. Este enlace permite que si se realiza un cambio a la carta, el cliente puede verlo en linea y no hacen falta aclaraciones del camarero "ni apuntes con bolígrafo sobre la carta, cosa que da muy mala imagen".
Restaurantes emblemáticos y no tanto
De momento un total de 26 restaurantes usan la plataforma entre establecimientos barceloneses y otros a la costa de Alicante y Madrid. El más interesante de estos restaurantes es, pero, "que son emblemáticos de las ciudades donde son, como por ejemplo el Tapas 24, el Ocaña o el Mirabé de Barcelona". No obstante, el que intenta Check Eat es abrir la oportunidad del turismo a "todo tipo de restaurantes".
La suscripción mensual al servicio cuesta 20 euros. Este paquete básico incluye la digitalización de la carta y menús, además de la ficha técnica y las fotografías, así mismo también incluye la gestión de la carta, la traducción a ocho idiomas de la ficha técnica de comidas y bebidas y la conversión de moneda. Además también genera un código QR para acceder al menú y el mantenimiento de la plataforma en linea.
Más facilitados al viajero
"La idea nació viajando", explica Somaschini. "Nos hacíamos cruces que teniendo smartphones tengamos tantas facilidades a la hora de viajar –Google Maps, recomendaciones, billetes de avión, etc.-, pero, cuando sentabas a un restaurante, te encontrabas al pasado: el papel", dice la emprendedora. Combinando la tecnología y esta oportunidad nació Check Eat.
La aventura emprendedora la comenzaron estas dos amigas a principio del año pasado. Camprubí y Somaschini provienen del mundo del marketing y cuando se tiraron a la piscina de la emprendeduría se pusieron en manso de Barcelona Activa. Accedieron a uno de los programas de incubación de la empresa de promoción económica de la capital catalana que, según explican "son geniales y nos han ayudado mucho".
A partir de ahora, las chicas de Check Eat esperan seguir expandiendo la marca y buscar financiación "para darnos a conocer al sector de la restauración, porque nos tenemos que presentar personalmente a los restaurantes".
Check Eat es una plataforma que digitaliza y traduce la oferta gastronómica de cualquier establecimiento de restauración. De este modo, todos los visitantes de un restaurante, acontecimiento con càtering, bar u hotel pueden ver la carta o el menú en su idioma y su moneda. Además, el usuario también podrá conocer otras informaciones de los platos ofrecidos: los celiacos podrán detectar y comer sin miedo platos en el extranjero con la seguridad que no traen gluten, o los partidarios de la comida kosher o halal podrán comer sin sufrir si se desvían de su dieta.
"La traducción es automática pero no es robótica" puntualiza Flor Somaschini, co-fundadora, junto con Montse Camprubí, de esta start-up incubada en Barcelona Activa. La plataforma cuenta con una base de datos muy grande sobre ingredientes de todo el mundo, "pero en caso de que haya alguno que no está incluido, nuestros traductores ponen remedio", indica Somaschini. Actualmente las cartas las traducen al alemán, inglés, francés, italiano, catalán, castellano, ruso y japonés, pero "próximamente incorporaremos el chino, el coreano y el árabe", añade la emprendedora.
La compañía empezó a andar hacia finales del 2015 y en estos pocos meses de vida, Camprubí y Somaschini están muy contentas de la aceptación que está teniendo Chcek Eat: "Es muy fácil de usar y los restaurantes lo ven porque ahorra unos procesos que normalmente son muy complicados".
"Con este servicio ponemos las cosas fáciles a los restaurantes, bares y otros negocios de restauración porque puedan hacer el salto al mundo digital sin preocuparse por las especificidades técnicas", dice Somaschini. "La experiencia de los establecimientos que ya usan nuestro servicio demuestra que a los clientes los encanta poder ver el menú a su móvil, consultarlo en el idioma que prefieran, acceder a información adicional que a menudo no hacia la carta impresa, como los ingredientes, alérgenas, proceso de cocción o prácticas alimentarias", añade.
El cliente cuando llega al restaurante puede acceder a la carta traducida mediante el papel tradicional o también a través de un QR, escaneando el código que los llevará a la carta en linea. Este enlace permite que si se realiza un cambio a la carta, el cliente puede verlo en linea y no hacen falta aclaraciones del camarero "ni apuntes con bolígrafo sobre la carta, cosa que da muy mala imagen".
Restaurantes emblemáticos y no tanto
De momento un total de 26 restaurantes usan la plataforma entre establecimientos barceloneses y otros a la costa de Alicante y Madrid. El más interesante de estos restaurantes es, pero, "que son emblemáticos de las ciudades donde son, como por ejemplo el Tapas 24, el Ocaña o el Mirabé de Barcelona". No obstante, el que intenta Check Eat es abrir la oportunidad del turismo a "todo tipo de restaurantes".
La suscripción mensual al servicio cuesta 20 euros. Este paquete básico incluye la digitalización de la carta y menús, además de la ficha técnica y las fotografías, así mismo también incluye la gestión de la carta, la traducción a ocho idiomas de la ficha técnica de comidas y bebidas y la conversión de moneda. Además también genera un código QR para acceder al menú y el mantenimiento de la plataforma en linea.
Más facilitados al viajero
"La idea nació viajando", explica Somaschini. "Nos hacíamos cruces que teniendo smartphones tengamos tantas facilidades a la hora de viajar –Google Maps, recomendaciones, billetes de avión, etc.-, pero, cuando sentabas a un restaurante, te encontrabas al pasado: el papel", dice la emprendedora. Combinando la tecnología y esta oportunidad nació Check Eat.
La aventura emprendedora la comenzaron estas dos amigas a principio del año pasado. Camprubí y Somaschini provienen del mundo del marketing y cuando se tiraron a la piscina de la emprendeduría se pusieron en manso de Barcelona Activa. Accedieron a uno de los programas de incubación de la empresa de promoción económica de la capital catalana que, según explican "son geniales y nos han ayudado mucho".
A partir de ahora, las chicas de Check Eat esperan seguir expandiendo la marca y buscar financiación "para darnos a conocer al sector de la restauración, porque nos tenemos que presentar personalmente a los restaurantes".
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