Un robot como regalo para animar su pareja es el origen de Droide Comunidad. La historia nace en plena crisis, cuando en 2012 la periodista Marga Pertegaz y el ingeniero informático Jorge Pérez se quedan, a la vez, al paro. Ella, sabiendo de los intereses de él, intenta animarlo buscando un obsequio que compra por internet y sin saberlo pone las bases del que será su próspero negocio conjunto. "Fue una situación bastante complicada. Con el capital del paro, sobre todo Jorge lo invirtió a crear Droide. Y fue una aventura. Es verdad que hicimos números y lo miraremos todo al milímetro, pero sí que creo que no fuimos conscientes del todo de donde nos metíamos", explica Pertegaz, actualmente la responsable de comunicación del que ahora ya es un centro multidisciplinario donde aprender robótica, programación, impresión 3D, etc.
"Cuando nace Droide lo hace como una tienda pero nuestra visión es que queríamos dar formación, tanto a niños como adultos, en nuevas tecnologías", apunta Pertegaz. "Ahora hay muchas empresas, no solamente está Droide a pesar de que fuimos los primeros. Nosotros no vemos la robótica como una moda ni nos centramos solamente en Lego, porque hay mucho más. Nuestra visión, dentro de un mundo bastante complejo y teniendo presente hacia donde vamos, es que los niños estén preparados para el futuro y para las ocupaciones que vienen y que empiezan a recibir unas competencias que pensamos que son necesarias actualmente y próximamente", apunta Pérez, también ingeniero electrónico.
Pérez: "Nuestra visión es que los niños estén preparados para el futuro y para las ocupaciones que vienen"
Él es el alma mater de este negocio ubicado en Valencia pero que ya ha abierto su segundo centro en Castelló, donde también quieren llegar para contagiar de su espíritu a jóvenes y grandes. Y están muy motivados: este año han creado la primera competición con mbot de Valencia, la Smart Robot Competition 2018 (#SRC2018) y tres de sus alumnos participarán estos días en la World Robot Olympiad (WOR), la competición a escala educativa más importante de esta disciplina que se celebra a Chiang Nunca, Tailandia.
Primero, una tienda de barrio
Inicialmente Droide fue una tienda ubicada en la calle Guillemos de Castro de Valencia en que venían los primeros robots que conocía la ciudad. Se inspiraron en el modelo de trabajo de Ro-Bótica, establecimiento de Barcelona que fue su primer proveedor de robots. También viajaron a Barcelona para hablar con la Fundación educaBOT y, de hecho, "fuimos los primeros a llevar a cabo las competiciones en la Comunidad Valenciana". Su objetivo en aquel momento era trabajar su estrategia para ver en qué puntos tenían que empezar a potenciar para entablar relaciones en el ámbito empresarial", reconoce Pertegaz.
Entre su clientela, familias, gente joven y profesores universitarios que también eran padres y que mostraban un interés por las nuevas tecnologías y el aprendizaje. "Fue cuando se nos quedó pequeño Guillemos de Castro y vinieron unas personas a ofrecernos un cambio y nos asociamos con Studio, que nos suponía tener un local más grande, más inversión, más alivio económico y más estabilidad". Ahora Jorge Pérez es socio fundador y mantiene la propiedad al 50% con otra socia, una operación que los ha permitido crecer y situarse en un nuevo espacio en que también se imparten otras disciplinas, como cursos de idiomas, por ejemplo.
Ubicados ahora en la zona universitaria de Naranjos, cuentan con una plantilla de 10 personas y aseguran que su proyecto es solvente y autosostenible. "Droide soporta esta infraestructura, nosotros no tenemos implicaciones económicas personales". Y a pesar de que no da cifras de facturación, sí que confirma que el proyecto crece notablemente cada ejercicio que suma.
Filosofía y estrategia
Superado, por lo tanto, aquel periodo de crisis y con buena nota, Pertegaz considera que buena parte del éxito de Droide Comunidad ha sido la comunicación en redes sociales: "Gracias al hecho que nadie utilizaba las redes sociales a escala empresarial tanto como por ejemplo -sí que había gente, pero sobre todo eran las grandes marcas- lo empecé a potenciar y la gente empezó a entrar, gente que nos conocía a través de las redes sociales y porque teníamos una página web muy buena. Ya le dije a Jorge que si en algo había que invertir era en la imagen de nuestra empresa. El primero que hicimos fue contactar con unos amigos que tenían una agencia de comunicación", explica la periodista.
Pertegaz: "Si en algo había que invertir era en la imagen de nuestra empresa. El primero que hicimos fue contactar con una agencia de comunicación"
Integrados dentro del llamado movimiento maker valenciano, el equipo de Droide Comunidad va más allá y cree que el suyo es un sector creciente porque "este mundo irá cambiante. No veo la robótica como una clase extraescolar sino que creo que es una cosa necesaria, una cosa que tendría que estar de forma curricular tanto en Primaria cómo en Secundaria y darle un apoyo más grande", apunta Jorge Pérez. "La revolución que estamos viviendo en educación es prácticamente una revolución industrial con la impresión 3D, la programación... y la educación tiene que adecuarse a ella y aquí estamos nosotros", concluye.