¿Cómo se puede luchar contra la emergencia climática desde una oficina? Observando el mundo y con mucha tecnología. Es así que lo hace la startup barcelonesa Lobelia Earth. La situación de crisis actual del medio ambiente y una creciente concienciación sobre el tema fueron los impulsores de este proyecto el año pasado. Clara Costa, su jefa de comunicación, explica que esta iniciativa "nació del incremento de la demanda en servicios climáticos".
La compañía forma parte del grupo isardSAT, que ofrece, aparte de los servicios climáticos de Lobelia Earth, proyectos científico-técnicos y estudios de aplicaciones científicas de observación de la Tierra. La startup no cuenta todavía con datos económicos propios por el poco tiempo que hace que nació, pero el grupo facturó dos millones de euros el año pasado.
La erosión de la costa, el impacto económico de las tormentas en los próximos 50 años, la prevención de inundaciones, la predicción de plagas con dos meses de antelación y las previsiones climáticas a 100 años vista son algunos de los proyectos de la startup
Su principal herramienta de trabajo es el satélite, que, además de observar, les proporciona datos a partir de los cuales pueden extraer conclusiones y predicciones. Se sirven de Copernicus, un programa de la Agencia Espacial Europea y la Agencia Europea de Medio Ambiente que ofrece de manera libre y abierta a quien quiera acceder, las imágenes e información sobre la Tierra.
El aire de las ciudades
La concentración de NO2 en la plaza Catalunya de Barcelona mientras se escribe este artículo es de 22 μg/m3. Unas horas después, la madrugada del día 24 de octubre, está previsto que el nivel suba a 52 μg/m3. Sin contextualizarlos, puede parecer que estos datos son difíciles de entender, pero sabiendo que el dióxido de nitrógeno es uno de los gases contaminantes que más producen los vehículos y que tiene efectos para la salud como el desarrollo de enfermedades respiratorias graves, la cosa cambia.
La web de Lobelia Earth muestra un mapa con datos sobre la concentración de NO2 a tiempo real en Barcelona, Madrid y Ámsterdam. La semana pasada añadieron los niveles de PM10, unas partículas minúsculas de polvo, cenizas, metales, cementos o polen suspendidas al aire. Pero la calidad del aire sólo es uno de los aspectos medioambientales que analizan. También lo hacen con la erosión de la costa, el impacto económico de las tormentas en los próximos 50 años, la prevención de inundaciones, la predicción de plagas con dos meses de antelación y las previsiones climáticas a 100 años vista.
¿Son fiables estas predicciones a tan largo plazo? "Se hacen a partir del conjunto de datos recopilados, una selección de los mejores modelos climáticos y utilizando la inteligencia computacional", indica Costa. Esta última es una rama de la inteligencia artificial que se centra en el estudio de mecanismos adaptativos para permitir el comportamiento inteligente de sistemas complejos y cambiantes.
Unos de los proyectos más nuevos es de detección de plásticos a la superficie del mar con satélites: buscan patrones en la señal radar y, con la ayuda de técnicos e inteligencia artificial, localizan y contabilizan los plásticos
Los plásticos en el mar, el proyecto estrella
Unos de los proyectos más nuevos de Lobelia Earth es el de detección de plásticos en la superficie del mar con satélites. Consiste en buscar patrones en la señal radar y, con la ayuda de técnicos e inteligencia artificial, localizar y contabilizar la cantidad de plásticos que hay en la superficie marina. Empezó el 4 de octubre, durará un año y se hace en colaboración con el Centre Oceanogràfic de les Illes Balears. De momento, sólo se desarrollará en el Mediterráneo, pero después está previsto que se expanda a otras zonas.
Esta iniciativa se lleva a cabo a través de un contrato de la Agencia Espacial Europea (ESA). Entre sus clientes hay aseguradoras, administraciones públicas y destaca la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este acuerdo incluye el análisis del clima en cinco ciudades: Dakar (Senegal), Maputo (Mozambique), Yakutsk (Rusia), Asunción (Paraguay) y Port Vila (Vanuatu). El proyecto forma parte de UN-Habitat e indica la resiliencia urbana de cada población, es decir, la capacidad de prevenir, resistir y recuperarse de cualquier peligro. Lo hacen a través de seleccionar los mejores modelos climáticos, reducir la escala y corregir el sesgo. De este modo, generan datos de alta resolución y extraen conclusiones.
De los seis trabajadores iniciales, Lobelia Earth ha pasado a nueve y están situados en el Parque Tecnológico de Barcelona Activa en Nou Barris. "Acabar todos los proyectos empezados y hacer realidad todas las nuevas ideas que tenemos entre manos" son los retos de futuro que se han propuesto.