¿Quién piensa que el placer de un spa es sólo un lujo para adultos? En medio del auge del narcisismo, de busca del bienestar, de la expansión de termas como wellness y wellfit y de cura casi obsesiva de los bebés, ha surgido la idea de los spas para recién llegados. Uno de los primeros del estado español es valenciano, se llama Mi Primer Spa y en menos de un año ya ha abierto un segundo establecimiento en Barcelona. ¿Donde está la fórmula del éxito de esta startup?
Una es haber sido seleccionada por la incubadora Lanzadera; de su mano ha participado en la 4YFN del pasado Mobile World Congress en Barcelona. El CEO, Jesús López, asegura que fue "un gran apoyo" para ver "como está el negocio y las opciones para crecer". Empezó hace sólo un año con una inversión inicial de 35.000 euros y desde el principio tenía la intención de abrir en más ciudades. Una facturación de 60.000 euros en 12 meses -mucho más optimista del que tenía previsto- ha sido el empujón definitivo para probar en Barcelona, donde tiene contratadas a dos trabajadoras y cuatro bañeras, igual que en Valencia. Abrió el pasado 2 de marzo a la avenida Roma, 71.
El criterio de selección de la ciudad está claro: el número de nacimientos y ser los primeros en el sector. En Madrid ya había un establecimiento similar, por lo cual eligió Barcelona, con una tasa anual de recién llegados cerca de los 19.000. "Primero estuve mirando de abrir en Alicante, porque es una ciudad con muy buena renta per capita, hay mucha gente extranjera y poder adquisitivo. Pero los nacimientos eran pocos, alrededor de los 1.500 y los 2.000 al año. Si calculas que un 10% irá a tu centro, que ya es mucho, serían 100 o 200 bebés. Esto no es rentable", explica López.
Cuenta que su modelo ha sido todo un éxito en Valencia: en 12 meses han pasado unas 600 familias y ofrecen diariamente entre 10 y 15 sesiones, de lunes a viernes mañana y tarde, y sábados sólo por la mañana. "Los sábados están todos reservados hasta el verano", asegura. La acogida es tan buena que ya le han copiado la idea en la capital del Túria.
Sesiones de 45 minutos que combinan agua y masaje
Mi Primer Spa ofrece sesiones que duran entre 45 minutos y una hora y que "se adaptan a las necesidades del bebé" en función de si quiere comer o descansar. Pueden asistir dos personas por bebé. Se dividen en dos partes: hidroteràpia y masaje infantil. En el agua hacen ejercicios de psicomotricidad, aprenden a mover las piernas y los brazos, a tener la posición corporal adecuada y percepción espacial porque puedan moverse libremente por la bañera con flotador y "explorar el entorno".
La acogida de Mi Primer Spa es tan buena que ya le han copiado la idea en la capital del Túria
Después, "cuando están más cansados y relajados", pasan a la parte del masaje. Los padres y madres tienen la opción de hacerlo directamente con la explicación correspondiente. "Así ellos también aprenden y se fomenta el vínculo con el bebé", explica. Esto puede ser contraproducente, porque dejarían de traer al niño en el centro? "En absoluto. En la práctica, cuando se van sólo se acuerdan de dos ejercicios. A pesar de que algunos lo registran con la cámara y se apuntan los movimientos, saben que no lo harán igual que un profesional", responde.
Por otro lado, tampoco pueden hacer en casa la parte del agua. La sala presenta unas características propias: está totalmente climatitzat tanto el agua -con un termorregulador- como el ambiente exterior; así no notan el cambio térmico. Además, las bañeras tienen un sistema de desinfección de ozono y una profundidad que hace que el bebé no toco el fondo hasta los 7 o 8 meses. "El sistema de flotación que utilizamos no lo vendemos y es difícil de encontrar", afirma.
Cada sesión cuesta 40 euros y bien pronto ya detectó la necesidad de crear un bono que ya funciona en el formato de tres sesiones (a 36 euros cada una), cinco (a 34 euros) y diez (a 32 euros). López señala que repetir es la mejor manera de ver los beneficios de la terapia, que divide entre corto y largo plazo. Inmediatamente, después de una sesión, "los bebés se relajan, duermen mejor y tienen más hambre". Con el tiempo, "mejora su sistema inmunitario, fortalecen la musculatura, hacen nuevos movimientos y aprenden a nadar y a flotar".
Por el bienestar del recién llegado y para ver los avances, López recomienda ir al centro cada 15 días hasta el año de vida y hacer masaje diario en casa. Explica que esta dinámica es importante en la etapa inicial de la vida porque "después de 9 meses en un entorno acuático, en el útero materno, nacen y se rompe el vínculo", porque "a las piscinas sólo pueden entrar a partir de los 7 o 8 meses". "Faltaba esa fase inicial porque continuaron el ciclo", comenta López, el profesional que se dedicaba en la educación y a la estimulación temprana hasta que decidió emprender después de ver que en los Estados Unidos o Asia este modelo "estaba muy instaurado".
López: "Después de 9 meses en un entorno acuático, en el útero materno, nacen y se rompe el vínculo"
Mi Primer Spa se presenta con "un concepto diferente": ofrece una bañera individual por recién llegado y familia. En establecimientos similares, como el de Madrid, hay una hasta los tres meses y después pasan a una conjunta con otros bebés. Además, presumen de estar recomendados por profesionales del mundo de la pediatría y la fisioterapia, así como por la revista Portalesmedicos.com.
Clientes VIP reservan el centro entero para tener más privacidad
López destaca dos perfiles de clientes: los que pagan, padres y madres (y también abuelos y abuelas!), y el beneficiario, el bebé. Entre los primeros asegura que tienen de diferentes niveles adquisitivos, a pesar de que los más llamativos son futbolistas del Valencia CF y del Levante UD, además de blogueras que acuden con fotógrafo profesional. Estos presentan la peculiaridad de que reservan el centro completo –sesión privada- a un precio más alto porque buscan más privacitat y tranquilidad. López asegura que ha recibido en el espacio de Valencia a personas de Rusia, Japón o Suiza que aprovechan las vacaciones o una visita y otros que viajaban expresamente desde Barcelona (cuando todavía no había abierto el nuevo centro), Madrid o Alicante. El emprendedor comenta, divertido, que los abuelos y abuelas acompañan a los hijos llenos de curiosidad y después "son los más agradecidos" y regalan más sesiones "porque ven que su nieto disfruta mucho".
Por otro lado, los bebés más habituales que llegan presentan problemas de gases, estrechamiento o cólicos. También tratan a recién llegados que son muy activos y que duermen poco. "La estimulación temprana está muy asociada a bebés con problemas, pero no es necesariamente así. Cuando decimos palabras al niño porque hablo, lo estamos estimulante; esto es igual, los estimulamos porque aprendan antes a nadar, reducimos el sedentarismo en la primera etapa de la vida, mejoran la digestión y la respiración y se desarrollan adecuadamente", observa López.