2021 parece un remake de 2020. Con más tecnología, más zombies y más muertos pero, en esencia, la película es la misma. Un mundo feliz, un desconocido que da la alarma, no hay para tanto, primeros contagios, explosión combinatoria, catástrofe planetaria, confinamientos, negacionismo, conspiranoia, y, al final, la ciencia al rescate.
Quizás la diferencia más sustancial entre remake y original es que, mientras que en la versión de 2020 el negacionismo y la conspiranoia son un crescendo a lo largo de la cinta, en la versión de 2021 ya empieza bien arriba. Algunas escenas son directamente de cinéma vérité, como es el caso de la ya famosa rave de Fin de Año de Llinars del Vallès (la secuencia donde una chica enseña los pechos a la policía en referencia clara a la madre de todos los chistes ha sido muy celebrada).
También se ha hablado mucho de las escenas de la rave que los seguidores de Trump montaron en el Capitolio de Washington con el chamán Yellowstone Wolf (el chico de los cuernos de bisonte) protagonizando los planos más celebrados. Que esta secuencia venga justo después de la de la rave no es menor; el efecto Kuleshov hace que esta sucesión refuerce uno de los mensajes de la cinta: la imbecilidad, como el virus, también es un fenómeno global.
La diferencia más sustancial entre 2020 y el 'remake' de 2021 es que este año ya empieza bien arriba
Pero en la mayor parte de los casos, las actuaciones son más sutiles, situándose en un espectro que va del "tranqui, que yo controlo" al "esto es una creación de Bill Gates para controlarnos a todos", pasando por "el coronavirus son los otros". La cinta lo muestra también al principio en unas secuencias reminiscents de 'Dogma': escenas cotidianas con gente normal que hace cosas normales. Gente que hace cagar el tió con todos los primos -a los niños no le podemos sacar la ilusión-, que hace comidas de Navidad con demasiadas burbujas -es un día de estar en familia-, que sube a la segunda residencia para pasar Fin de Año con amigos -nos vemos una vez al año-, que va a encontrarse con los abuelos para que no estén solos -son mayores y quizás en Navidad del año que viene ya no estarán-, que se encuentra por Reyes -es la noche más mágica del año-; las cosas normales que hemos hecho toda la vida la gente normal. Con este recurso de Dogma, la cinta de 2021 consigue comunicarnos que la imbecilidad también es un fenómeno local y que, además, está muy bien repartida.
Los personajes de la película están inspirados en personajes reales, todo parecido con la realidad no es ninguna coincidencia.