Ahora es el blockchain y antes fueron la inteligencia artificial, el big data, la nube o el 2.0. Veo empresarios reaccionar constantemente a estas novedades, neguitosos para hacerlo rápidamente y aprovecharse de las grandes ventajas que puede reportar por su negocio. De hecho, muchos compran la idea, incluso antes de pensar como la llevarán a la práctica. Piensan en términos parecidos a la frase "Chicos, esto es el futuro y hace falta que nos adaptamos". Es decir, reciben el input que esta u otra tecnología se comerán el mundo, y reaccionan como pueden para no perder el tren. El problema es que, un golpe han reaccionado, la tecnología en si no los ha salvado, y ya trabajan con una de nueva que, ahora sí, dicen que es definitiva.
El mundo se mueve cada vez más rápido y "adaptarse o morir" se ha convertido en el principio básico del cambio tecnológico. A pesar de esto, este principio es falso y, además, está generando problemas más graves que el que la tecnología pretendía resolver.
Esto es debido de al que yo denomino "biax de actualidad". El sesgo de actualidad provoca que siempre nos vemos más influidos por la última idea recibida, a pesar de que no sea la mejor. Este sesgo hace actuar el empresario con la idea que él no puede pensar en el futuro que desea, sino que hace falta que navegue por un mar en movimiento, sin hundirse. De hecho, consigue que el empresario dedique la mayor parte de su tiempo a actuar de forma reactiva, reaccionando a aquello que sucede al suyo cercando, en lugar de actuar de forma proactiva, decidiendo donde quiere ir y como llegar. Esto, en el mejor de los casos, pone a la empresa en una situación de estrés, afrontando nuevos cambios constantemente y sin sentarse a razonar su coherencia con la estrategia. En el peor de los casos, pero, la empresa se encuentra frustrada, al ver como no consigue adaptarse en aquello que, supuestamente, tiene que ser tan natural en todo el mundo.
Pero hay una manera mejor de hacer las cosas. Una manera que permita vencer el sesgo de actualidad y empezar a tomar decisiones basadas en aquello que quieres, y no en aquello que tendrías que querer. Diga el que diga el gurú de turno, la auténtica revolución no es el blockchain (o la última palabrota del sector), sino tener clara tu estrategia, definir unas prioridades para llevarla a cabo y aprovechar la tecnología para acelerar el camino. Cómo?
"Diga el que diga el gurú de turno, la auténtica revolución no es el blockchain"
En primer lugar, pensando bueno qué es prioritario para la empresa: ganar productividad, atender mejor el cliente, mejorar la comunicación interna, acelerar procesos de fabricación, conseguir más clientes...
En segundo lugar, definiendo un sistema que nos traiga, no basado en la tecnología, sino en un proceso con el cual lo llevaremos a cabo. Detallando los recursos de que disponemos, los obstáculos que nos podemos encontrar y el flujo de trabajo que sigue este proceso. En todo caso, tiene que ser un proceso que pueda llevarse a cabo (o ya se esté haciendo) sin la tecnología.
Por último, buscando la mejor herramienta tecnológica para acelerar los resultados y la productividad. Por ejemplo, si queremos mejorar la comunicación interna, y hemos establecido un sistema de reuniones y normas para gestionar las interrupciones, una red social corporativa (teams o slack ) puede ayudarnos a mejorar los resultados exponencialmente. Pero, si por el contrario, no tener un buen sistema de comunicación interna offline, y implementamos una herramienta tecnológica, el resultado puede ser desastroso.
La tecnología, pues, es una herramienta. Muy potente, pero una herramienta. Si la pones al frente y dejas que defina tu estrategia y tus prioridades, nunca dejarás de reaccionar y no podrás sacar el provecho que podrías.