Un señor de Barcelona

23 de Septiembre de 2019
Toni Rodríguez | VIA Empresa

Cuando Miquel Valls sustituyó Antoni Negre al frente de la Cambra de Comerç de Barcelona – junio de 2002- hacía dos años que se había refundado la Fira, en España gobernaba José María Aznar, en Catalunya todavía mandaba Jordi Pujol, ETA seguía activa y el Barça había quedado cuarto en la Liga a 11 puntos del València, que quedó primero. Aquel mismo mes de junio, UGT y Comisiones Obreras convocaban una huelga general. Un panorama complejo, sin duda.

"Cuando Miquel Valls sustituyó Antoni Negre al frente de la Cambra – junio de 2002- hacía dos años que se había refundado la Fira, en España gobernaba Aznar, en Catalunya todavía mandaba Pujol, ETA seguía activa y el Barça había quedado cuarto en la Liga"

Valls, però, heredaba una Cambra renovada, que había conseguido recuperar y rehabilitar el edificio històrico de la Casa Llotja, retrasar la desaparició de la cuota cameral y pactar finalmente la ampliació de una Fira de Barcelona en horas bajas, al entonces llamado Polígon Pedrosa del Hospitalet. Una ubicación que tenía el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona però no el de la todopoderosa Generalitat de Catalunya de Jordi Pujol.

Cuando Valls accedió a su cargo, el país vivía la controveersia gigantesca entre el presidente Jordi Pujol y el alcalde Pasqual Maragall (dos gigantes de la política) però también sufría una gran presión económica de "Madrid". Dos meses antes, IFEMA había duplicado su superfície de exposiciones hasta llegar a los 150.000 metros cuadrados, mediante la construcción de dos pabellones nuevos, a més de un centro de convenciones de 10.000 metros cuadrados.

La Cambra tiene una gran influencia en Fira de Barcelona, pero entonces era decisiva, igual que lo es Turismo de Barcelona, y el Port y el Aeropuerto de Barcelona, que junto con el Consorcio de la Zona Franca, son columnas fundamentales de la economía catalana. Perder o minimizar la Fira habría sido una cataástrofe para Barcelona de la que quizás todavía no somos suficientemente conscientes.

En este contexto, Valls no lo tenía fácil. La Cambra no es una patronal, es una institución privada de derecho público que tiene que velar por los intereses economicos generales de su territorio, manteniendo su independencia respecto a los poderes polítics. La Cambra es, o tendría que ser, un tipo de parlamento del empresariado donde cada voto vale igual que cualquier otro y donde teóricamente no hay grupos organizados en diferentes disciplinas de voto.

En la Cambra hace falta convencer 60 voluntades diversas por encima de intereses de parte, a pesar de que no todos los escaños van a votación del censo electoral: de los 60 escaños, hay 6 designados a propuesta de las patronales y otros 14 que corresponden a empresas "de mayor aportación económica", que quiere decir que hay 14 que aportan 75.000 euros al año para ayudar a financiar la institución... y disponer de un escaño en el "parlamento" sin tener que ir a elecciones.

"La Cambra no ees una patronal, es una institución privada de derecho público que tiene que velar por los intereses económicos generales de su territorio, manteniendo su independencia respecto a los poderes políticos"

Una vez constituidos, son estos 60 quién eligen Presidente, Vicepresidente, Secretario, Tesorero y Vocales. Esta composición és consecuencia, entre otras, de la decisión tomada por el gobierno central, en 2010, de suprimir la obligatoriedad de pagar la llamada "cuota cameral", que privó de repente en las Cámaras de un 60% aproximado de sus recursos.

Gobernar un "parlamento" de estas característiques no és fácil. Hacen falta grandes dosis de pacieencia, espíritu conciliador y afán de superación de todo tipo de dificultades. Y Valls las tenía. Y por eso lo consiguió, y pudo dejar una cámara saneada económicamente, internacionalizada y capaz de aportar proyecto al tejido económico catalán.

La reciente campaña electoral para sustituir Valls tras 17 años de mandato, demuestra que la institución, a pesar de sus detractores, está viva y es valorada por el empresariado de casa nuestra. Empresarios y ejecutivos tan relevantes como Ramon Masià, Enric Crous, Carles Tusquets o JoanCanadell, no habrían competido tan enérgicamente por una institució sin valor institucional y económico.

"Gobernar un "parlamento" de estas característiques no es fácil. Hacen falta grandes dosis de paciencia, espíritu conciliador y afán de superación de todo tipo de dificultades. Y Valls las tenía. Y por eso lo consiguió"

Y esto es mérito de mucha gente, equipo directivo, departamento de comercio internacional, servicio de estudios, etc., como es natural. Però, sobre todo és mérito del presidente Valls, y si me lo permitís, del anterior presidente Negre, que puso la primera piedra de una institución renovada y inútil a la hora de redistribuir recursos en todo el tejido empresarial.

Gracias, señor Valls.