Lecciones esenciales

Trabajo, maternidad, la vida... cuando estamos encerrados tenemos más tiempo para pensar en los imprescindibles y a menudo es fácil hacer una lista de lo que nunca tiene que faltar

Niños jugando a los médicos | iStock Niños jugando a los médicos | iStock

La maternidad. En Italia los niños ya pueden salir acompañados a hacer un paseo cortito. Dicen que aquí la escuela no reabrirá. Dicen que los procesos de matrícula del 2021 se mantienen con criterios de 2020. Envían vídeos caseros, audios, ejercicios, propuestas... pero a mí lo que me funciona es jugar con ellos como si fuera uno de ellos y, de vez en cuando, o o muy a menudo, ver películas de animación. Ahora ya nos hemos pasado al inglés, que cómo dice Benjamín Villoslada, ellos en pocos meses ya te dicen "wait for me!".

El encierro. Todavía no sabemos cómo será el día después y no hacemos más que pensar en él. Es una especie de embarazo este confinamiento. Preparas, piensas, reflexionas… Y el día del nacimiento, "voltereta", piensas. Pero no, cuando eres madre, el cambio es gradual. Como dicen que será el desconfinamiento. Despacio. Dicen.

El trabajo. Antes escribía una crónica semanal sobre los actos empresariales a los cuales asistía en València. Después, un diario sobre el teletrabajo con mis dos hijos en casa. Y ahora, con un ERTE del 50%, vuelvo a saludar en domingo a los lectores. Y digo domingo porque lo he mirado en el calendario, porque desde hace días no sé ni en que día estamos. ¿No os pasa?

Los datos. Miles. Incontables. Algunos las traducen. COmo Nuria Oliver, alta Comisionada para la IA y el COVID-19, que en el País Valencià trabaja en una encuesta (aquí podéis acceder) para analizar el confinamiento y la forma de contagio. Este sábado han anunciado que de los resultados de la encuesta se deriva que el 45,7% de las personas participantes afirma que podría seguir confinada un mes más y el 35,5% que está dipuesta a alargarlos hasta los seis meses. Luego está el número de camas, tres hospitales de campaña, contagiados, curados, muertos... El dolor. Otros piden contexto, como Genís Roca, que siempre sabe donde poner un punto. Y seguido.

Los resultados de la encuesta hecha por la Generalitat Valenciana muestran que el 45,7% de las personas participantes afirma que podría seguir confinado un mes más y el 35,5% que está dispuesto a alargarlo hasta los seis meses

 

La economía. La del día a día es la que da lecciones. Sergio trabajando 60 horas semanales en un comercio online. Mi marido haciendo mascarillas en el trabajo y malabares en casa. Maria agotada en su supermercado. La mujer de la limpieza del edificio de enfrente, que barre la puerta del patio por el cual ya nadie entra. El repartidor que me trae un pedido y lo deja en el ascensor. Verónica dando formaciones online desde casa, con dos niños a su cargo. Alicia editando fotografías y atendiendo a los medios con un bebé encima. Asunción esperando a los enfermos en la puerta del hospital, Israel haciendo guardia en las Urgencias y turnos con su pareja para atender a la niña... ¿Seguimos? ¿y yo? Este mes cobraré menos.

Los e-mails. Porque es un mundo aparte. Propuestas de artículos interesantes. Otros repetitivos. Pocos, muy pesimistas. Notas de prensa reenviadas por ser llamativas, otras por ser esenciales. Agenda de actos en streaming que insisten en ser necesarios, imprescindibles. Formaciones gratuitas que nunca imaginarías que serían tan baratas y accesibles. Y a mí que no me da tiempo ni a cursar aquel curso online sobre fotografía que me espera en el buzón del correo.

La empresa. El mundo que está esperándonos fuera. Los empresarios, como los valencianos de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), que piden ayudas excepcionales para evitar "una fuerte destrucción del tejido productivo y para facilitar que se pueda recuperar, lo más bien posible, el nivel de actividad y los lugares de trabajo anteriores a la pandemia". Los economistas, como los del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, que trazan escenarios adversos para saber el impacto en los autónomos, la ocupación o el PIB. Los autónomos, que todos tenemos alguno conocido, que están capeando esto como pueden, haciendo números, sumando y restando días. Los agricultores, que necesitan manos. ¿Nosotros, los periodistas? Necesitamos seguir. Adelante. Dicen que lo conseguiremos.

Los agricultores necesitan manos. ¿Nosotros, los periodistas? Necesitamos seguir. Adelante. Dicen que lo conseguiremos 

Los viajes. Afirman algunos expertos que el turismo no volverá a ser como antes, y obviamente a corto plazo todos estamos de acuerdo. Pero en el largo yo también he asumido que no volveré a China, donde fui hace unos años, ni mucho más lejos es fácil que tampoco. Allá también paseé por un mercado de los que exponen animales y los ofrecen en venta, como en Wuhan. Y ahora, de solo pensarlo me molesta el estómago.

El sol. La salud. Capítulo aparte. Andar por las calles, sudar por el calor, coger las gafas y poder mirar hacia el cielo. Que te pique la piel. La crema. El bronceado. El aire, el sol, la vida. Mi último pedido online, atascado en Correos desde antes del Estado de alarma, es una crema solar de una conocida tienda de cosméticos, que todavía estoy esperando. El día que llegue querría salir a la calle para estrenarla pero sé que el desconfinamiento será gradual, el periodismo no entenderá de horarios, mis hijos tampoco, los datos seguirán multiplicándose y los e-mails colapsándome el buzón, pero es que, además, el mundo empresarial seguirá girando y yo tendré que seguir contándolo. Y el sol seguirá luciendo.

No sabemos nada del día siguiente pero en el fondo sí que sabemos. Lo sabemos todo. Lo esencial.

La familia, los amigos, los abrazos. La salud. 

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