Hace unos días se daba a conocer la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2020. Unos datos con las cuales ya se puede hacer balance de cómo ha sido el año de la pandemia en términos de ocupación. Cómo era de esperar, las cifras han sido nefastas, a pesar de que en el último trimestre del año se ha iniciado una pequeña remontada que todavía no se sabe si se consolidará o no. De momento, el 2021 ha empezado con nuevas restricciones, especialmente en el sector servicios, hecho que se reflejará en las listas del paro.
En el ámbito estatal, el cuarto trimestre del año acabó con 3.100 personas paradas menos en comparación a los meses anteriores. Esto supone que el año acabó con 3.719.800 personas en paro. De estas, 398.000 son valencianas. En el País Valencià, a pesar de que el cuarto trimestre también ha dado una pequeña tregua, los datos son demoledores: el 2020 acabó con 72.500 menos trabajando que en 2019. Sin embargo, se vive con cierto optimismo el hecho que durante el cuarto trimestre, 6.400 personas encontraron trabajo en el País Valencià, y de hecho, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), esta autonomía es la segunda, después de Andalucía, donde más ha bajado el paro este final de año.
Pero para entender la magnitud de la pandemia en términos de ocupación no hay bastante con conocer las cifras, sino que es importante entender qué hay detrás: un modelo productivo obsoleto y con una necesidad imperiosa de reinvención. Concretamente en caso valenciano, la dependencia de los mercados exteriores, el peso del sector servicios, y el abuso de la contratación parcial y temporal han agravado las consecuencias de una crisis cuya magnitud todavía se desconoce.
Para entender la magnitud de la pandemia en términos de empleo no basta con conocer las cifras, sino que es importante entender qué hay detrás
Esto es el que piensa Josep Lladós, el economista y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), quien se muestra prudente con la ligera recuperación del cuarto trimestre, puesto que considera que se ha producido de manera desigual porque ha hecho patente la segmentación estructural del mercado laboral. Y es que, según explica, se ha visto claramente como la destrucción de ocupación se ha cebado con la juventud y con las personas con menos formación.
Por qué? Porque eran quien acumulaban mayoritariamente los contratos temporales y parciales, los más baratos de destruir para el empresariado. De hecho, Lladós asegura que en el País Valencià, pero también en el resto del Estado, la juventud concentra las tres cuartas partes de la destrucción de ocupación durante esta pandemia. Por otro lado, en cuanto a las nuevas oportunidades laborales, el 60% requieren una formación superior, por lo tanto, hay un gran segmento poblacional que no tiene acceso. Además, a diferencia otros territorios, el sector público valenciano no ha echado de carro de la ocupación.
Las mujeres, las más contratadas
En la otra cara de la moneda encontramos las mujeres. Ellas han liderado la pequeña recuperación este último trimestre. A pesar de que de entrada esto puede parecer positivo, realmente lo que esconde es que las mujeres trabajan de manera más precaria. Según analiza Lladós, cuando la economía empieza a reactivarse aumenta la contractatació temporal. Y además, en esta ocasión se ha visto que también se ha reactivado la contratación a tiempo parcial.
Estos dos tipos de contratos recaen sobre todo en mujeres, que todavía son quienes se ocupan de las tareas familiares y de curas, y por lo tanto, son más proclives a aceptar estos tipos de trabajos. Esto demuestra que esta incipiente recuperación acompañada del que para Lladós es "fragilidad" y "incertidumbre" laboral.
La modernización, el antiviral contra un mal endémico
Esta desigualdad dentro del mundo laboral sumada a las características del sistema productivo valenciano han provocado que la herida hecha por la pandemia en la ocupación sea mucho más sangrante. La dependencia de los mercados exteriores y del sector servicios provocan que la ocupación tanto el País Valencià como Catalunya se vea gravemente afectadas por las restricciones para hacer frente a la covid, pero estas mismas características, según Lladós, harán que estos territorios se recuperan antes de que otros.
Según explica el economista, Catalunya y el País Valencià fueron de los primeros territorios a aplicar restricciones, en cerrar hostelería y reducir el horario comercial, hecho que provocó una enorme destrucción de ocupación en el sector servicios. A esto hay que sumar que la economía valenciana es de naturaleza exportadora y depende en gran medida de los mercados internacionales. Esto supone que las restricciones aplicadas en otros países también nos afectan.
Lladós: "Somos los primeros que caemos, pero también seremos los primeros en recuperarnos gracias a los mercados exteriores"
"Somos los primeros que caemos, pero también seremos los primeros en recuperarnos gracias a los mercados exteriores", apunta Lladós, porque su reactivación supondrá trabajo para las empresas valencianas. Así, predice que cuando se estabilice el reparto de vacunas y la población empiece a estar inmunizada, allá por el segundo trimestre de este año, la economía y la ocupación empezarán a mejorar ligeramente.
Y que se puede hacer para evitar que una nueva pandemia nos pille desprevenidos? Lladós lo tiene claro: "tenemos que ser capaces de transformar las ocupaciones para que tengan más valor añadido". A parecer suyo, no hay que hacer cosas diferentes, sino hacer mejor las que ya hacemos. Por eso anima a poner la mirada en aquello que hacen los países competidores y abogar por la digitalización y la potenciación de las energías renovables. De hecho, considera que hay que gastar en esto los fondos de recuperación europeos.
"No hay que hacer más aeropuertos, sino modernizar el modelo productivo –insiste-. Después de esta pandemia puede venir otra y tenemos que ser resilientes, es decir, apostar por la ciencia y a digitalización". A su entender, estos cambios serán el antiviral que evitará una 'enfermedad' tan grande como la que está sufriendo nuestro mercado laboral.
2022, la luz al final del túnel
Sobre cuando empezará a recuperarse la economía, Lladós pone las luces largas. Cree que, si todo va bien, ningún 2022 se empezará a recuperar los niveles de ocupación que había en 2019. Sin embargo cree que "de aquí a un año diremos que el 2021 ha sido mejor que el 2020, a pesar de que será un año difícil". De hecho, piensa que por Semana Santa ya se empezará a divisar una incipiente recuperación económica.
Lladós: "Dentro de un año diremos que 2021 ha sido mejor que 2020, aunque será un año difícil"
Esta recuperación, según sus predicciones, será también desigual, puesto que cree que el turismo tardará más en recuperarse. De momento hay mucha incertidumbre en el sector, puesto que no se sabe si se hará un pasaporte sanitario, si hará falta PCR negativa o hasta cuando los países pedirán cuadragésima al llegar a su territorio. En cambio, cree que el transporte de mercancías ganará dinamismo más rápidamente. Por otro lado, también considera que se recuperará antes el PIB que la ocupación, puesto que esta segunda depende en gran medida de las vacunas y de cómo se gestionan.
Sus predicciones acaban con una recomendación, especialmente dirigida al comercio y a la restauración: hay que apostar por la digitalización, tener presencia en Internet y repartir a domicilio. Esto será que las salvará. Y en este sentido hace un llamamiento a las administraciones para que enfoquen las ayudas directas y subvenciones hacia este objetivo.